CAPITULO 4

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Estaba bailando, las personas a su alrededor parecían muy felices de verlo mover sus pies al ritmo de sus aplausos.

Las personas dejaron unas cuantas monedas. —Merci beaucoup de belles personnes— dio una reverencia, tomo las monedas y fue en busca de una nueva esquina.

—Asquerosa gitana, vete de aquí o llamo a los guardias— suspiro cansado y volteó a ver a la persona dueña de esas palabras.

—Madame, no se preocupe por mí, yo ya me voy— dio una sonrisa sarcástica y siguió su camino, ahora con paso más rápido, seguro la vieja llamaría a los guardias.

Locos cristianos, no entendía su necesidad por hacer ese tipo de cosas, todo era tan raro y sin sentido si se lo preguntaban a él.

Pensó un poco más, esa era una buena pregunta para el señor Namjoon.

Reviso su bolso, tenía más monedas que ayer, eso era seguro, pero aun así necesitaba una manera de poder generar más monedas, bailar no era un negocio tan rentable.

Tal vez si le pedía a Solar que le enseñara a leer las cartas, o si empezaba a hacer hechizos.

Negó y dejó todas sus cosas otra vez en el suelo, listo para empezar su rutina de nuevo.

Amaba bailar, pero esto ya estaba volviendo repetitivo y casaba mucho.

Por otro lado, el padre Namjoon se encontraba arreglando bien sus túnicas.

Había sido la segunda misa del día, y algo que lo caracterizaba, además de su torpeza, era su organización.

Si bien aún no era tan querido, por nuevo y de paso primerizo, estaba haciendo lo mejor que podía, trababa de mostrar su mejor imagen posible.

—Buenos días, padre Namjoon— dio un brinco haciendo que se la cayeran las túnicas de las manos.

Volteó a ver quién lo saludaba y rápidamente dio una reverencia. —Archidiácono, buenos días— se enderezó, tratando de mostrar su mejor sonrisa. —¿Qué lo trae por aquí?

—Hoy se cumple tu primer mes aquí, quería ver cómo te sentías, con las personas, los alrededores, usted sabe todo en general.

Namjoon asintió. —Todo se siente bien, todos son muy amables, aunque creo que aún no soy de entera confianza— dijo rascándose la cabeza.

El mayor rio. —Debe entenderlos padre, usted es nuevo y además tan joven— dio un pequeño golpe en su mejilla.

Tenía 24 años, no era un niño.

—Si lo entiendo, por eso, trato de dar lo mejor de mí, pero todo lo demás está todo muy bien.

—Me alegro mucho entonces, por cierto, te presento a Min Yoongi, él es un seminarista— el joven de ojos gatunos hizo una reverencia.

—Un gusto padre Kim— dijo.

—Él, gusto es mío, ¿Cuánto tiempo tiene de seminarista? — no se veía muy menor.

—Está en su quitó año— dijo orgulloso el mayor de todos. —Ahora va a estar aquí para completar con sus estudios, trátalo como a un estudiante, y va a ser tu mano derecha.

—Claro, para mí un placer cuidarlo— era sorprende, no tenía ni un año desde que se consagró y ya tenía un discípulo.

—Bueno, sin más que decir, los dejo para que se conozcan y aclaren las cosas— el mayor desapareció de la sacristía.

—Bueno Yoongi, te muestro los alrededores, aunque yo también soy nuevo— solo una risita.

—Padre Namjoon t-

Ojos de Luna [KNJ & KSJ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora