CAPITULO 18

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Despertar jamás había sido tan hermoso hasta ese momento, no sabía qué hora era exactamente pero en ese momento no le importaba realmente.

Se sentía pleno y completamente bendecido, hace menos de dos minutos que se había despertado porque sentía algo húmedo en su pecho, trató de moverse pero le fue imposible y al abrir los ojos lo primero que vio fue una cabellera negra que reconoció de inmediato, Jin estaba durmiendo en su pecho abrazándolo de la cintura.

Trato de no chillar de emoción, quería envolverlo en su brazos también pero se contuvo, solo se quedó ahí quieto sin hacer nada y disfrutando de la calidez de su corazón.

Al menos así fue hasta que alguien entró llamando al gitano, rápidamente cerró sus ojos y fingió estar dormido.

—¡Jin!— escucho un susurro cerca de su rostro. —Despierta de una vez, madre quiere vernos— sintió el peso de su pecho irse y quiso chistar.

—¿Qué?— escuchó la adormilada voz del gitano.

—Madre quiere vernos así que más te vale venir ya— sin decir más, la voz que reconoció como Hoseok se fue.

—Y yo que estaba durmiendo tan bien— chisto el menor. Namjoon se mordió la lengua para no sonreír. —Quien diría que sirven de almohada— sintió como su pecho era picado por uno de los dedos del gitano. —Ay madre luna, lo llené de baba, ojalá no se de cuenta.

"Oh así que eso era lo húmedo" pensó Namjoon.

Luego de varios minutos de Jin diciendo cosas sin sentido y divagando este se vistió y se fue, obviamente en todo momento Namjoon mantuvo sus ojos cerrados, para cuando los abrió ya estaba solo.

Se abrazó a la almohada del gitano restregó su nariz en ella y giró en la cama de un lado a otro como un completo enamorado.

¿Qué estaba pasando con él? ¿Desde cuándo se sentía así? ¿Siempre iba a ser así de hermoso?

Namjoon estaba demasiado feliz, tanto que se había olvidado que esa misma noche regresaba a la superficie, que su burbuja de felicidad no era eterna.

Y que pronto iba a tener que volver a su oscura realidad, aquella en donde el simplemente hecho de pensar en Jin de manera íntima ya era un pecado, aquella donde los suyos condenaban a sus prójimos por ser diferentes, una realidad cruel y despiadada.

Y Seokjin no era muy ajeno a esta realidad, la había olvidado por completo también de no ser por la reunión de ese momento.

—Hoy en la noche regresa con los suyos— dijo madre Berenice. —Además he decidido que nuestra huida se vuelve a atrasar.

Todos en el lugar soltaron quejas, mientras la mujer solo los miraba desde su lugar.

—¿Hasta cuándo vamos a seguir aquí?— un hombre salió de entre la multitud. —El invierno ya llegó, cuánto tiempo más vamos a sobrevivir así.

—¡El tiempo que sea necesario!— la mujer golpeó sus manos contra la mesa. —¡Si es necesario nos quedaremos hasta el próximo invierno!— declaró. —Piensen en nuestros niños, no es seguro irnos así.

—¡Todo por culpa de ese desconocido!— gritó una mujer. —Ese hombre de rostro malvado e impureza en su corazón.

—¡Namjoon no es así!— Seokjin no iba a permitir que hablaran así. —¡Si no fuera por él todos estaríamos muertos!

—¡Ellos son los que nos matan, no demos agradecer nada!— pronto una discusión nueva empezó.

—¡Silencio!— gritó la matriarca.

Ojos de Luna [KNJ & KSJ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora