No podía dormir, estaba demasiado preocupado por lo que sea que el archidiácono estaba haciendo en al sótano como para cerrar sus ojos. Aunque no escuchaba nada, no había llanto, no había gritos, ni quejas, nada solo el ruido del viento.
Paso alrededor de tres horas despierto, hasta que por fin escucho voces, que provenían de afuera, se quedó escuchando con atención.
—Ya saben qué hacer con eso— fue lo único que alcanzo a escuchar.
Ya se estaba imaginando que era, sentía que debía salir de su cama e ir a ver, pero no podía, el miedo no lo dejó.
Al final no hizo nada otra vez, únicamente se quedó en su cama, sintiéndose culpable y tratando de no recordar.
Hasta que dieron las cuatro de la mañana y tuvo que levantarse y alistarse. —Buenos días Yoongi— saludo el castaño.
—Buenos días— dijo sin ánimo.
— ¿Te sigues sintiendo mal? Te ves cansado— agradeció la preocupación del castaño, pero no podía decirle nada.
—Estoy bien— le dio una pequeña sonrisa.
A veces de verdad pensaba en darse por vencido, abrir su boca y decir todo lo que sabe, sin importarle su vida.
Pero era muy cobarde.
—Necesito que vayas al sótano y veas si al archidiácono se le olvidó algo, mientras yo doy misa— no quería bajar a ese lugar.
—Está bien— ya había visto suficiente, no quería ver más cosas horribles, pero si no lo hacía sería delatado.
Terminaron de comer y debía cumplir su misión, tomo un candelabro, y fue hasta el sótano.
Para llegar a él, debía ir a la parte trasera de la sacristía, estando ahí, suspiro.
—Haya abajo no habrá nada que no haya visto ya Yoongi— se dijo a sí mismo.
Para su sorpresa, el sitio estaba limpio, no había más que cajas y algunos baúles.
No había sangre, ni cuerpos, ni personas, ningún apartado raro, todo estaba impecable.
¿Entonces que quería el archidiácono? Frunció el ceño confundido.
¿Se habían llevado todo, la noche anterior? ¿Ya no iban a regresar?
Eran demasiadas dudas para responderlas él solo.
Salió de ahí y fue con el castaño, aún tenía que actuar con normalidad frente a él, no podía decirle nada.
Ya habían pasado un mes y varias semanas desde que conoció al señor Namjoon por primera vez.
Tenía bastante escrito, hasta ahora era su cuento más largo, y según el castaño aún le faltaba la mitad de la historia.
ESTÁS LEYENDO
Ojos de Luna [KNJ & KSJ]
Teen FictionEn la bella Francia del Siglo XVIII, el recién nombrado sacerdote Kim Namjoon, no espero que su vida diera un gran cambio al escuchar aquella hipnótica voz o viera aquellos bellos ojos de luna de los cuales se enamoró perdidamente. "Señor Dios mío...