Sentía su pecho mojado, pero por alguna razón no le importaba, tampoco le importaba el hecho de estar abrazando de manera tan...¿Íntima? A otro hombre.
Lo sentía frágil, como un cristal apunto de romperse y él estaba tratando de evitarlo.
—¿Te sientes mejor?— tuvo el valor de preguntar luego de que su llanto cesará. —¿Quieres hablarlo?
Seokjin se separó de él y limpio lo que quedaban de su lágrimas, simplemente negó.
El castaño lo miró preocupado, sus ojos se veían apagados, casi como si no tuvieran vida, no le gustaba la sensación que le provocaba.
Se castigó mentalmente por lo que estaría a punto de hacer, se levantó y ayudó al más joven a levantarse. —Estas muy mal, ven conmigo.
Lo tomó de la mano y pasó su brazo por su hombro ayudándolo a caminar, necesitaba algo para sus nervios, agradece que Yoongi se fuera por las compras, usualmente se tardaba bastante al ser tan selectivo con sus ingredientes.
Lo llevó a la casa, Jin seguía en trance así que ni siquiera sé molestó en preguntar a dónde iban.
En su posición cualquier otro no confiaría ciegamente en una persona y menos en Namjoon que era un sacerdote, pero el castaño le hacía sentir diferente, desde que lo conoció pudo notar completa honestidad en sus ojos.
—Siéntate aquí, te prepararé un té— lo dejo en una de las sillas de madera del pequeño comedor que tenían en la cocina. —Le pondré azúcar, para tus nervios, te ves muy pálido.
No obtuvo respuesta, así que simplemente hizo lo suyo y luego le entró la pequeña taza en sus manos. —Bebe por favor, es de valeriana.
Le preocupaba no oírlo hablar o llorar, qué tan horrible fue lo que vio como para dejarlo así.
Después de dos tazas de té, por fin había regresado a su color natural, sus mejillas volvieron a su tono rosa leve habitual, haciendo que el mayor diera un respiro.
—No pude hacer nada para ayudarlo — soltó de la nada. —Es horrible tener que salir con miedo a las calles.
—¿Quieres contarme qué pasó?— se sentó frente a él.
—No sé cómo inició todo, solamente sé que de un momento a otro, todos estabas huyendo, nada fuera de lo común— su mirada estaba fija en el suelo. —Nos separamos, ya que éramos un grupo bastante grande de personas.
—¿Qué pasó luego?
—En mi grupo éramos tres, un amigo de la infancia, yo y otro chico más, tal vez tenía menos edad que nosotros— suspiro— tras nosotros venían tres guardias, una carreta se nos cruzó, saltamos, pero....el chico resbaló— el castaño lo escuchaba atento, casi como si no quisiera interrumpir. —Cayo frente a uno de ellos y simplemente lo atravesó con su lanza— sus ojos se llenaron de lágrimas. —Como si fuera un simple animal.
Ahora entendía el porqué de la reacción del pelinegro. —Eso es horrible.
Jin seguía sin decir nada, no era la primera vez que presenciado algo así, pero jamás había visto uno tan de cerca.
Sus padres siempre se encargaban de que estuvieran lejos de ese tipo de cosas, y cuando creció y tuvo que velar por su hermano, siempre trabajó solo, por ese mismo miedo a ver morir a los suyos.
—No pienses más en eso, la situación es horrible— Namjoon se sentía indignado, enojado y sobre todo decepcionado, por sus peregrinos.
Entonces se cuestionó, ¿Esas eran las mismas personas que iban a su iglesia? ¿Que comulgaban como si nada? ¿Eran esas a las personas que él tenía que guiar?
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Ojos de Luna [KNJ & KSJ]
Teen FictionEn la bella Francia del Siglo XVIII, el recién nombrado sacerdote Kim Namjoon, no espero que su vida diera un gran cambio al escuchar aquella hipnótica voz o viera aquellos bellos ojos de luna de los cuales se enamoró perdidamente. "Señor Dios mío...