Los labios de Marvin eran suaves, se detuvo a explorarlos antes de hundirse en su boca, buscando la calidez de su lengua. Deslizó las manos por su cuello hasta su pecho, para luego llevarlas a su espalda y estrecharle contra su cuerpo. Marvin hundía los dedos en su pelo, le acariciaba y apretaba, jadeando contra su boca de forma suave, deseando más fricción entre sus cuerpos, más cercanía. Se echó hacia atrás, dejándole espacio a Marcos para subirse a su colchón, entre sus piernas. Y, aunque lento, el beso ardía como mil estrellas en llamas. Y, aunque suave, el beso era aún más excitante que cualquier choque de dientes lleno de ruidos viscosos y sensuales. Y además, estaba lleno de cariño, en cada roce, en cada sonrisa suave.
Y, aunque el miedo aún no se iba del corazón de Marcos, el amor era más fuerte.
Se devoraron con sutileza y cariño, hasta quedar acostados en la cama, vestidos, jadeando y perdiéndose en los universos de sus ojos. Marcos le peinó el pelo con los dedos y cerró los ojos.
- Lo siento. -Susurró.
- ¿Por qué?.
- Por seguir teniendo miedo.
Marvin se acercó más a él, y apoyó la frente contra la de su tío, en un forzado abrazo que acabaría durmiéndoles los brazos.
- Yo también estoy asustado. Es normal, creo... Aunque no creo que nada de lo que podamos hacer sea normal a estas alturas. - Marcos soltó una risita y se acomodó mejor contra su sobrino. Se sentía libre y a la vez aprisionado, como un pájaro en una jaula de cristal.
- No creo que esté preparado para esto.
- Ya te dije que te esperaría.
El mayor tembló.
- ¿Podrías repetirme tus razones?. Por favor. - Musitó suavemente.
- Porque estoy enamorado de ti.
- Repítelo.
- Estoy enamorado de ti.
Esas palabras eran tan hermosas, tan suaves. Tan gloriosas, deseó quedárselas, así que se las robó a Marvin con un beso. Se pasaron así la noche, abrazados, besándose y rozándose. Tenían miedo de llegar más lejos, aunque podían notar perfectamente sus erecciones temblando entre sus piernas, rozando los muslos del otro, deseando ser liberadas.
Aún no estaban listos, y lo sabían. Aún tenían demasiadas dudas, alimentadas por el miedo. Mucho tiempo perdido y muchos besos que darse.
Y así acabaron dormidos, abrazados y con los labios rojizos.
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Estrellas En Llamas.
RomanceMarvin desde siempre ha adorado a su tío, adoración que poco a poco se convierte en un amor capaz de mover mares. Él sabe perfectamente que nunca será más que un sueño, un delirio estúpido... Pero, en su diecinueve cumpleaños ocurre algo, algo que l...