Marcos estaba poniendo la mesa cuando escuchó a Marvin entrar por la puerta, colocó un último vaso y salió a la entrada, y antes siquiera de saludar, Espetó:
- Tu tía me ha llamado.
La expresión suave de Marvin se contorsionó en una de irritación y molestia, Dejó bruscamente sus pertenencias en una esquina mientras se le escapaba un gruñido venenoso desde el fondo su garganta.
- ¿Qué quiere de nosotros esa arpía?.
Su voz sonaba como la lengua de una serpiente, y aquellos ojos dulces que siempre le miraban con cariño ahora eran dagas de hielo. Solo alguien tan malo como su hermana podía distorsionar así a alguien como Marvin.
Marcos aún no sabía qué pensar, y así lo dijo.
- No lo sé.
El muchacho ni se lo cuestionó, su tía era así, traidora como un alacrán, enfermizamente mala. Se arrimó a Marcos y perfiló su rostro con los dedos.
Suavizó su mirada, solo para él.
- ¿Tú estás bien, cariño?, ¿Te dijo algo malo?.
- Estoy bien.- Susurró Marcos, apoyando su rostro contra la mano del chico y cerrando los ojos. - Estoy bien.
Marvin decidió darle un beso en los labios, suave y dulce. Fue correspondido de inmediato, y ahí se quedaron un rato, simplemente besándose, sabiendo que ahora se venía una conversación que ninguno de ellos quería tener.
- Vamos a sentarnos a la mesa, cariño, y me lo cuentas todo, ¿Vale?. - Marcos asintió, sintiéndose cuidado por él, protegido.
- Hice albóndigas.
Mencionó Marcos cuando se dirigió al salón, seguido de cerca por Marvin.
- Gracias, cariño.
Se sentaron, cerca el uno del otro, y comieron en silencio unos minutos, silencio que rompió Marcos de repente:
- Quiere venir a vernos.
Marvin, que estaba terminando de tragar, alzó una ceja inquisitiva. En cuanto tuvo la boca libre su voz volvió a sonar venenosa como la víbora de la que estaban hablando.
- ¿Y a qué cojones se debe eso?.
- Mi cumpleaños.
Marvin le miró totalmente descolocado.
- ¿Tu cumpleaños?. - Marcos asintió en silencio. - Hasta hace dos horas hubiese jurado que esa mala pécora no se acordaba ni del cumpleaños de sus propios hijos. O de sus nombres, para serte sincero.- Dio un bocado, y, justo después de tragar, haciendo gestos con el tenedor, añadió:- Esa bruja quiere algo.
- Lo sé. Va a traer... A su... Algo, novio, raro, algo. No sé qué es, sinceramente. Y a tus primos... - Marcos miró a otro lado antes de seguir. - Y a mamá.
Marvin entendió de repente el porqué no podían negarle a esa arpía entrar a su casa.
"Esa zorra", Pensó, "Esa puta zorra manipuladora". No podían negarle entrar a su casa, porque por primera vez en años iba a dejar que Marcos viese a su madre.
- Cariño. Mírame. - Y Marcos así lo hizo, recibiendo justo después un apretón cariñoso en su mano.- Sabes que no quiero a esa mujer en nuestra casa, y tampoco a ese demonio que parió hace diecisiete años. Pero no te sientas mal por traerla si así puedes ver a la abuela, ella seguro que también te echa de menos.
Marcos bajó la mirada de nuevo, tragando sus lágrimas. Marvin dibujó círculos sobre su mano con el pulgar.
- Cariño, está bien. No pasará nada. Cuidaré de tí, de nosotros. Estará bien. Estaremos bien.
Marcos ya sí que empezó a llorar, y antes de darse cuenta, estaba envuelto en un cálido abrazo, recibiendo besos en el pelo y palabras suaves. Se dejó mecer, cuidar, se dejó querer por Marvin... Y pensó en su madre, en la asquerosa de su hermana que hizo que le revocaran el derecho a cuidar de su propia madre por ser un "desequilibrado mental ", Pensó en todas esas veces que le había preguntado a Noemi que si podía ver a su madre. Y esa asquerosa siempre le decía que no, que mamá no quería.
Y Marcos solamente tenía que fingir que no podía oírla de fondo, pidiendo a su hija que le pasara el teléfono para poder hablar con su niño pequeño.
Pasaron los minutos, hasta que Marcos se calmó y Marvin volvió a sentarse.
- Cuidaré de tí. Estaremos bien.
Y sonó tan seguro que el hombre solo pudo asentir en respuesta.
- Le dije... Que tenía planes. Contigo. Y ella decidió que vendría el veinticinco entonces. Sé que realmente no tenemos planes, pero de verdad quiero pasar mi cumpleaños contigo. Solo contigo.
Marvin se quedó sin aire al oír eso, saber que Marcos le amaba era una cosa, pero saber que había postergado el ver a su madre para pasar el día con él le hizo sentirse nuevamente enamorado, acunó el rostro de Marcos entre sus manos y le dejó un beso en los labios.
- Hagamos planes entonces, cariño. Que la espera valga la pena.

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Estrellas En Llamas.
RomantizmMarvin desde siempre ha adorado a su tío, adoración que poco a poco se convierte en un amor capaz de mover mares. Él sabe perfectamente que nunca será más que un sueño, un delirio estúpido... Pero, en su diecinueve cumpleaños ocurre algo, algo que l...