Marcos no tardó mucho en volver a entrar en crisis.
Todo era demasiado fantástico. La presencia de Marvin en su cama, gloriosa. Y su sueño, horroroso.
La voz de su hermano gritaba, rebotando en las paredes de su habitación, hasta llegar a su cabeza. Hundiéndose en su cerebro.
'¡Es mi hijo!, ¡Mi hijo, Marcos!'.
' Lo sé, lo siento... Yo...' trató de pensar, frunciendo los labios, aún dormido.
'Eres un monstruo.' Escupió la voz de su hermano. Con desprecio.
' ¡No!. ¡Roberto!... ¡Escúchame!...' Y salió corriendo cuando la figura, que juraría era su hermano, también lo hizo. Pero como en todos los sueños, el suelo agarró sus pies en tinta, hundiéndole a cada paso en las arenas movedizas de su perturbada mente. Y acabó de rodillas, llorando, tanto en el sueño como en la cama, donde la luz de la mañana iba entrando, perezosa, por la ventana.
De rodillas, rodeado de tinta. Gritando desesperado. Siempre había querido la aprobación de su hermano. Marcos era, desde siempre, el pequeño olvidado. Nació demasiado tarde, demasiado lejos. En su familia fue el olvidado, el perdido. El nunca oído. Sus hermanos siempre habían destacado:
- ¡Mira tu hermano, que bueno es en matemáticas!... Ojalá tú también fueras así. - Había oído varias veces.
- Noemi fue la mejor deportista de la escuela. Espero que tú la superes, ¿Eh, chavalín?. - Había dicho su profesor de educación física. Antes de casi partirle la espalda con una palmada.
Marcos nunca fue listo, ni rápido, ni fuerte. Todos se lo decían. Todos le despreciaban. Todos, menos Roberto.
- ¡Este poema está increíble!, ¡Eres genial, Marcos!.
'Marcos. Eres un monstruo.'
- No te fuerces tanto en matemáticas si no te sale, ¡Con un cinco vale!, tú esfuérzate de verdad en lengua. Que es lo que te gusta.
' ¡Mi hijo. Joder, MI HIJO, MARCOS!'
- No les escuches. Noemi es una tonta. No eres menos hombre por no correr rápido. ¿Has probado dibujar?. He visto algunas cosas que haces en el margen de tu cuaderno, ¡Se te daría genial!.
' Asqueroso. Eres asqueroso. ' Gruñó la voz de su hermano, y la tinta del suelo se volvió mármol negro. Que se resquebrajó con un grito de Marcos, que rompió las barreras del sueño, partiendo todo en mil pedazos.
Marcos cayó hacia el infierno, y, delante de él, la sombra que era su hermano, ni se inmutaba. Con sus pies firmes sobre un cascote negro, que caía a toda velocidad junto a su hermano Marcos, hundido en su miseria.
Colocó las manos en el suelo, llorando, y gritó con todas sus fuerzas : ' ¡Le amo!. ¡Entiéndelo, por favor!... Por favor...' Acabó murmurando, y una risa desquiciada le vino en respuesta. La sombra, Dios, su hermano. Se acercó a él y le agarró del cuello. Haciéndole ver sus enormes pupilas rojas.
'No. Marcos. No estás enamorado de mi hijo. Solo le estás utilizando para suplir lo que no pudiste tener conmigo.'
Y desapareció. Y Marcos acabó calcinado. Gritando y Llorando mientras ardía y su corazón se volvía Cenizas.
Despertó de forma abrupta, siendo acunado por su sobrino, que le miraba con la preocupación grabada en sus ojos.
— ¿Estás bien?. ¿Pasó algo?. — Marcos no podía ni mirarle. Pero se lanzó hacia él y se apoyó en el hueco de su cuello, buscando consuelo en las suaves caricias de Marvin que se deslizaba por su espalda.
— Yo también estoy enamorado de tí. — Susurró. Llorando. — Pero, por favor. Vete. Vete. Por favor. — Le abrazó más fuerte. No quería que se fuese. — ¡Vete!.
— ¿Marcos?, ¿Estás bien?.
— ¡No!. — Se separó de él y le miró directamente a los ojos. — ¡No, Marvin, Soy un monstruo!. — Apoyó la frente en su pecho. — Te estoy utilizando. Marvin. Soy un monstruo. Un monstruo. Un monstruo.
— ¡Marcos!. — Se hizo el silencio. Marvin levantó el rostro de su tío con los dedos y vivieron a verse.— Explícate.
— Marvin. — Su voz sonó distorsionada. — Esto está mal. Yo...
— Los dos queremos esto, ¿No?.
— Pero tu padre...
— Mi padre está muerto, Marcos.
— ¡Tú no lo entiendes!. – Marvin se echó hacia atrás por la sorpresa. Pronto se volvió a acercar cuando su tío comenzó a llorar de nuevo. — ¡Yo... Tú... Él...!, ¡Joder!. ¡Yo estaba enamorado de él, joder!.
Marvin se quedó en el sitio. Paralizado. Y luego comenzó a reírse. Con dulzura. Marcos le miró confundido.
— Qué curioso.
— ¡Marvin!... ¡No lo entiendes!... ¡Eres la sustitución de tu padre... Yo...!.
— No creo eso. Simplemente es una casualidad que yo sea su hijo. Dime, Marcos. ¿Me parezco a él?.
— Físicamente...
— En personalidad, Marcos. No en el físico.
— La verdad es que no. Bueno. A veces.
— Pues eso. — Le sonrió con dulzura. — Si quieres un tiempo te lo doy. Ya lo sabes.
— Lo siento. — Susurró, recorriendo con los ojos todas las grietas de la pared.
— ¿Quieres que me vaya?. — Marcos asintió con la cabeza. — ¿Te traigo algo de comer?.
— No hace falta. — Musitó.
— Llámame se necesitas algo. — Y se levantó, dejando un vacío inmenso en el colchón y a un hombre aún más vacío sobre este.
Cuando la puerta se cerró, Marcos sintió la tentación de correr tras Marvin. Pero se contuvo, y se tiró sobre la cama, donde el olor de su sobrino había decidido quedarse.
Pasaron las horas, en su mente retumbaban conclusiones inconexas, pensamientos desgrabajados* y sueños enredados unos a otros. Y todos, absolutamente todos, llevaban a un mismo sitio: Sí, estaba enamorado. En un principio no, supo, en un principio quería esos ojos, ese pelo, que le recordaban a su hermano. Y, con el tiempo. Acabó amando a quien era, al chico tímido e inteligente. Comprensivo y a veces taciturno. También infantil y algo desaliñado.
Amaba a Marvin más de lo que había amado a su hermano. Y ahí tomó su decisión.
No iba a esperar más tiempo, así que se levantó para preparar la cena. Cuando Marvin volviese del trabajo, se dijo, todo cambiaría.
desgrabajados*- palabra de mi pueblo que significa 'Roto, Desgarrado y desordenado' al mismo tiempo.

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Estrellas En Llamas.
RomanceMarvin desde siempre ha adorado a su tío, adoración que poco a poco se convierte en un amor capaz de mover mares. Él sabe perfectamente que nunca será más que un sueño, un delirio estúpido... Pero, en su diecinueve cumpleaños ocurre algo, algo que l...