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𝐒 𝐞 𝐯 𝐞 𝐫 𝐮 𝐬 .҉ 𝐒 𝐧 𝐚 𝐩 𝐞
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La casa Snape estaba vacía y oscura. Los señores Snape decidieron que era una gran kdea dejar a su hijo en noche buena con tal de ir a cenar con sus amigos, era una excelente idea. Entonces ahí estaba Severus Snape, sentado en la sala leyendo un libro acerca de un tema que ni el mismo comprendida aún.
Eran al rededor de las 8 p.m. del 24 de diciembre y el sentía que cada gramo de alegría navideña se encontraba en cualquier lugar menos en esa frívola casa. Cada rincón estaba oscuro, incluso el árbol iluminado por pequeños destellos de luz se veía terrorífico.
La cena aún era un enigma para Severus. Pero mientras hubiera sobras del día anterior y café, el estaría satisfecho.
Seguido leyendo unos minutos más, hasta que el timbre anunció que alguien estaba esperando en la puerta. Fue confundido a abrirla, no consideraba a nadie tan tonto como para salir en media tormenta de nieve.
—¡Feliz noche buena! —Grito Harper en cuanto Severus le abrió. Estaba envuelta en cientos de suéteres. Llevaba un gorro, bufanda, botas altas, tres pantalones térmicos y un recipiente entre sus manos.
—Harper, te vas a enfermar—Le dijo jalándola dentro de la casa que estaba un poco más cálida que el exterior.
Se comenzó a quitar las capas extra y las dejó en el sofá frente a ellos, arrepintiéndose al instante
—¡Esta jodidamente frío aquí dentro!—Exclamo en cuanto se quedo en su blusa sin mangas y solo un pantalón.—¿Encendiste la chimenea, Sev?
—No...
—¡Te vas a enfermar, idiota!—Lo regaño caminando hacia la chimenea y lanzando un hechizo para que se prendiera.— ¿Dónde están tus padres?
—Salieron
—¿Hace cuanto?—Le pregunto caminando hacia la cocina con lo que había traído
—Cuatro horas, no lo sé.
—¿Te dejaron solo?—Sev asintió y siguió con la mirada a su novia quien encendía el horno. —Pues que bueno que vine. Mamá no me dejo salir de casa sin traer comida, es pavo con otras cosas, te gustara—Le dijo metiendo el recipiente de vidrio, para que se calentara mejor.
—Gracias...
—No pude traer tu regalo, no tenía tanto espacio en mis manos, pero mañana lo traeré.
—Esta bien—Le respondió con media sonrisa, le gustaba que ella estuviera en casa, le gustaba saber que era relevante en la vida de una persona.
—Mi mamá casi hace que te teletransporte ayer, pero llego mi tía y decidí que mejor viniera para evitar una vergüenza como la del año pasado— Le contó.
—El álbum de fotos fue la mejor parte—Dijo Severus riendo ante el recuerdo de la Tía de su novia contándole cada anécdotas vergonzosa que tuviera de la chica, enseñando fotos y haciendo preguntas incomodas.
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Después de cenar, se sentaron en los bancos del desayunador, hablaron acerca del clima, los regalos que había recibido y todo lo que había pasado en la cena navideña de la Familia Rusher.
—El tío Albert volvió a embriagarse —Contó como si fuera una de las tradiciones de esa época. —Casi quema el sillón de la abuela, pero se salvo. La abuela lo golpeo con su bolso pero me regalo 100 galeones así que no me arrepiento.
Las fiestas siempre eran una comedia en casa de los Rusher, es por eso que Severus amaba ir hasta la navidad pasada en la que se incomodo con la tía preguntando por su fortuna inexistente y sus padres.
—Tu abuela casi fue quemada pero tu ganaste 100 galeones. Me parece justo—Bromea Severus.
—Me parece una gran ganancia.
Después de contar unas cuantas cosas más sobre la casa Rusher, decidieron hacer chocolate caliente para poder mantenerse calientes.
—¿Lleva azúcar?—Le pregunto Severus desde la cocina a su novia que estaba en la sala.
—¡Si!—Le respondió sacando mantas del armario.
Minutos llego Severus con dos tazas con chocolate caliente, dirigiéndose a su novia que estaba envuelta en mantas en el sofá oscuro. Le entrego una de las tazas y se sentó a su lado, ella lo envolvió rápido en mantas, preocupada por lo fría que estaba su piel.
Lo abrazo por el torso, sosteniendo la taza para que el chocolate no se derramara. Severus la abrazo por encima de los hombros.
—Feliz navidad—Le susurró besando su cabeza.
—Feliz navidad...
Ambos tomaron de su chocolate y se voltearon a ver devolviéndolo a la taza.
—¿Si le pusiste azúcar?—Le pregunto Harper intentando quitar el sabor amargo de su boca.
—Según yo, si.
—¿Qué le pusiste, sev?
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Les voy a confesar algo, estoy haciendo los one shots como si estuviera haciendo tarea. A última hora.
Pero pase con buenas calificaciones el semestre así que debe ser una buena señal JAHSJAJA
(Vieron que subí el os a las 8 y dice que a esa hora llega ella? ✨Detalles✨)
