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𝐑 𝐞 𝐦 𝐮 𝐬 .҉ 𝐋 𝐮 𝐩 𝐢 𝐧
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Los recuerdos de esa noche lo abrumaban, pasaban como flashes frente a sus ojos. Los gritos, la mirada asustada, el olor a sangre. Su peor temor se había vuelto realidad, la casa de los gritos no fue suficiente para el monstruo encerrado en una jaula imaginaria dentro de él.
«-La señorita se encuentra bien, señor Lupin. Puede retirarse, necesita descansar.- Dijo la enfermera.
-Me quedare aquí, por si acaso- Respondió Remus, consumiéndose en la culpa de lo que le había hecho a la mujer recostada frente a él.
-Remus... Necesitas dormir.-Dijo Madame Pomfrey, colocando una mano en el hombro del chico, como consuelo.
-No podría perdonarme si algo le pasa mientras duerme. Me quedare aquí. Usted puede ir a descansar, yo le avisare si algo pasa.-Dijo Remus, tallando sus ojos para espantar el cansancio.
-Está bien. No olvides tomar la poción.-Se despidió la enfermera, señalando la poción para las heridas del licántropo. »
Dos días habían pasado desde los sucesos, las ojeras bajo los ojos de Remus se volvían más marcadas. Dejando ver lo cansado que se sentía, de trasnochar en busca de algo que pueda ayudar a la chica.
-Necesitas dormir, Remus.-Dijo su amigo miope, mientras comía lo que estaba en su plato con tranquilidad. Ocultando muy bien lo preocupado que estaba por su amigo y la chica.
-No puedo. La luna llena será en poco menos de un mes, ella necesitará de algo que la ayude durante la transformación.-Respondió Remus, con su nariz metida en un libro de pociones antiguas.
-Si hubiera algo, ya lo habríamos encontrado para ti, lunático.-Sirius dijo lo obvio. Si existiera algo que ayudara a reducir el dolor de las transformaciones, los merodeadores lo habrían encontrado hace años.
