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𝐉 𝐚 𝐦 𝐞 𝐬 .҉ 𝐏 𝐨 𝐭 𝐭 𝐞 𝐫
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Las vacaciones de verano, ¿A quien no le gustaban las vacaciones de verano? todo parecía ser más brillante entre los meses de junio y julio - que tal vez se debía al sol que parecía querer quemar todo a su alcance.- pero a Kiley Rupperts esto no parecía importarle mucho. Su cabello volaba por la fuerza del viento que entraba desde la ventana de la parte trasera del auto. Sus brazos estaban recargados en el marco de la ventana, con su cabeza descansando entre ellos.
Había sido un viaje agotador de alrededor de un millón de horas - o así le pareció- en las que solo había escuchado a su hermano hablar de su pareja por horas, a su abuelo haciendo los típicos chistes de padres, a su madre cantar todo lo que estuviera en la radio y a su padre pidiendo que hubiera un segundo de paz. Cosa que jamás obtuvo. Pero por fin estaban ahí, las montañas con el pastizal verde, las grandes palmeras y el paisaje que variaba entre verde y azul. Podía oler el mar y la arena, el sonido del mar chocando y las gaviotas la hacían sentirse como en casa.
Solo faltaban un par de minutos para llegar a casa y por fin sentirse libre, sentir que haber sobrevivido por los últimos meses valía la pena solamente para estar ahí de nuevo. El auto en el que venían sus tíos y primos estaba justo detrás de ellos, esperando que la casa de verano estuviera cerca para así descansar por unas horas.
Y ahí estaba, la última curva antes de llegar a la casa, estaba alejada de los hoteles y gran parte de las viviendas en el lugar, pero era la ubicación perfecta. Solo unos cuantos kilómetros más, repetía mentalmente Kiley en su cabeza, solamente unos kilómetros y su trasero acalambrado por el viaje tendría su recompensa.
Y ahí estaba.
La casa con la que soñaba todos los días. Era grande, dos pisos más el sotano. El exterior se veía acogedor, un tanto imponente, tenía un diseño moderno, era de un color entre el crema y el marrón, la puerta era grande y casi le gritaba a Kiley "¡Entra ya, por el amor de dios!"
