Lukyan Korolev ha dejado atrás su pasado o eso cree el, buscando uno de sus sueños, ser policía, pero su vida da un giro inesperado cuando conoce a Laura, una chica sumamente hermosa para ser real, lo altanero y egocentrico se le caerá de las manos...
— ¿Qué tienes laulau? — me preguntó Lucian con carita triste.
— Estoy cansada mi vida, estos días he tenido un poquito de estrés, pero estoy bien.
— ¿Quieles que le diga a tío Joey para que te tlaigamos un Blownie de lo que nos gustan? —preguntó en un susurro solo para mi.
— Me encantaría, pero no se me antojan.
— Es que a mi si y me gushta más cuando me lo das tú, sabe más lico.
Solté una carcajada, este niño me sacaba las mejores sonrisas.
— Dame un abrazo Lucian.
El me lo dio y amaba su aroma, ese aroma a bebé.
Mi celular comenzó a sonar.
— Axel — conteste sorprendida.
— Hola Laura, espero que estés bien, yo quería decirte que bueno haremos una comida con Lee, ya que ha pasado bastante tiempo y creemos que estamos listos para volver.
Mi corazón empezó a latir muy rápido.
— ¿En serio? ¿Ella está bien? — sonreí.
— Lo está y te extraña mucho, será en unos días, te mandare mensaje, queremos que vengas, ya le dijimos a Lukyan también y a mis padres, estamos emocionados, espero verte aquí.
— Perfecto, nos vemos y dile que yo también la extraño.
Nos despedimos y me sentí tan feliz que los ojos se me cristalizaron, no me di cuenta que Lucian me miraba triste porque mis lagrimas rodaron por mis mejillas.
— No lloles pol favol plometo que halé mi talea y ya no comele dulces antes de dormil Lau, pero no lloles — limpió mis lagrimas con sus pequeños deditos y sonreí por lo que me dijo.
— No es eso mi vida, solo estoy feliz, son lagrimas de felicidad. — le di mi mejor sonrisa.
— ¿Entonces si puedo comel dulces? — preguntó y solté una carcajada.
— ¡Ay Lucian! Eres tan único. — sonrió y se fue corriendo.
Será un día largo, pero por lo menos las cosas van cambiando.
Desde ese día que me peleé con Lukyan no nos hemos hablado mucho, tampoco he comido Brownies eso me recuerda mucho a el.
Aparte que no quieres engordar más, esas caderas cada vez crecen más.
Maldigo al ruso que hace que malditamente me encanten más los brownies, pero si los compro me acordare de el y no quiero, tampoco quiero engordar más.
Eres tan rara.
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