MI DULCE SALVACIÓN © (2) (¡Completa!)✔

CAPITULO 48

Funeral.

Laura Ciaran.

Jamás pensé que Lukyan sería mi raíz.

Son de esas raíces que te hacen sentir viva, el era lo que me mantenía aquí.

Me duele porque no quiero que Lev me mire mal, que el piense que yo...

— Slatkaya.

Vuelvo a mirar a mi ruso que está enfrente de mi.

Jadeó porque me acomodo más sobre su miembro.

— Perdón solo me perdí por un momento.

Si boca va directo a mi cuello a dejar besos, la temperatura del agua está fría, pero mi cuerpo está demasiado caliente con la cercanía del ruso.

No pensaba tomar una ducha, pero estaba llena de sangre por el brazo.

Aún faltan unas dos horas para que sea el funeral.

Me hace reír con sus besos y lo alejó un poco para mirarlo.

Solo el me hace tener sentimientos encontrados y eso me fascina porque se que no cualquiera lo logra en mi.

Aparte de Lucian claro.

Sus manos apretaron mis nalgas y yo pase mis brazos sobre su cuello mirándonos fijamente.

Me encantaba todo de el, realmente estoy enamorada de el y no me arrepiento de nada.

— No es necesario que lo hagam...

Me empecé a frotar sobre su miembro, junte mi frente con la suya, y lo apreté mientras me meneaba sobre el.

— Shh — susurré sobre sus labios y los junté, sellándolos mientras el metía la lengua y la envolvía con la mía.

Abrí la boca para gemir y el me callo con sus besos y mordidas.

Baje la velocidad del movimiento en mis caderas mientras lo hacía lento y tortuoso. Gruño por qué hice eso.

— Por favor Laura.

Sonreí con satisfacción,  — ¿Por favor que ruso?

— Por fa-favor — Tembló y tragó saliva — Hazme tuyo.

Sonreí y sentía lo duro que se puso, seguí con mis movimiento y llevamos en una batalla de besos desesperados.

Enterré las uñas en sus hombros y nuca.

— ¡Ah ruso! — gemí sobre sus labios, los espasmos brotaron de mi cuerpo por la sensaciones de ese increíble orgasmo.

Sus dedos se anclaron a mis cintura y se que quedaría marca.

— ¡Ah! — gimió y fue lo más delicioso que he escuchado en mi jodida vida.

Su frente pegó con la mía y nos quedamos abrazados.

Cada vez esto se sentía más real y tanto yo como el estábamos de acuerdo con esto.

Me dejo un beso y después nos dimos una ducha y no lo volvimos a hacer por que mi brazo comenzó doler

—Nos iremos a casa después del funeral y después nos quedaremos en San Francisco, si es lo que quieres — beso mi cuello y asentí.

Pase el pantalón negro de vestir por mis piernas y seguí cambiándome al igual que el.

— ¿Qué pasara con todo esto? — pregunté confundida.