CAPITULO 37

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Siempre mis ojos lo verán como la primera vez.

Laura Ciaran

— ¿Qué te dijo la doctora? — susurró sobre mi cuello mientras yo estaba sobre su regazo a horcajadas atrás de su camioneta.

— ¡Ah! — gemí cuando mordió la piel de mi cuello y sus manos se anclaban a mis nalgas mientras me movía encima de el — Que aún tengo la anemia y que no estoy embarazada.

El paro — ¿Volvió? — asentí en respuesta — ¿Te dio medicamento? — asentí y bese su cuello.

El me volvió a parar — Estás ebria — musitó enojado.

— Estaba, me lo bajaste con tu dramita. — suspire y lo mire a los ojos — Aparte me quería divertir.

— ¡Para eso estoy yo! — murmuró indignado. — No puedes tomar alcohol mientras estés tomando medicamento.

— Fue un poco. — musité sonriendo.

— ¿Un poco? ¿Un poco es bailar con un mocoso pegada a el?

— Ya. Solo era para darte celos — susurré

El me miro con ojos saltones — Lo odie, le quería arrancar la cabeza — espetó frío, pero cambió el semblante — entonces... tu y yo... — carraspeó de forma nerviosa, acomodó sus manos en mi cintura abrazándome fuertemente, pegamos nuestras narices.

Tú y yo nos amamos.

>> Es más difícil de lo que pensé — susurró muy bajo, pero lo escuché muy bien.

— ¿El que? — pregunté acomodando su cabello rubio para atrás a la misma vez mirando sus ojos miel que se conectaron los míos y creo que trasmitieron todo lo que querían decir.

— Es difícil estar bien cuando estoy lejos de ti — musitamos a unísono.

Lo entendí, nadie más, nadie más tiene esa conexión conmigo, nadie más me quiere como lo hace el, nadie más ve por mi como el lo ve.

Solté una risa nerviosa— Está todo bien — susurré y besé la piel de su cuello. Sentí cómo se estremeció y eso me gusto.

— ¿No quieres hablar de lo que paso? — su voz tenía preocupación.

Negué — Se cual era tu punto y te disculpo, no era tu intensión, tampoco la mía, solo explotamos, pero está bien explotar así de vez en cuando, no somos perfectos Lukyan.

— Lo entiendo, — asintió — pero para mí lo eres... eres perfecta Slatkaya.

— Y tu eres perfecto para mí. — me dio un beso en los labios delicados, agarró mi nuca con fuerza para intensificar el beso envolviendo su lengua con la mía, lo ansiaba, lo necesitaba.

Bajó sus besos y daba mordidas en la piel de mi cuello y clavículas mientras el metía la mano dentro de mi vestido esmeralda y movía a un lado la braga para meterme un dedo en mi interior, gemí ante su toque y la sensación de placer que sentía, froto y volví a gemir más fuerte enterrando las uñas en su hombro, mi respiración estaba muy agitada, pero el sonido de celular lleno el lugar.

Gruñó — No lo contestes — murmuró entrecortado.

— Espera — pare de moverme y saqué el celular del bolsillo y vi que era mi bebé — Hola cariño — murmuré cuando descolgué, la cara del ruso era de enojo.

— ¿Ya vas a venil mami? — sonreí al que me llamada así.

Lukyan preguntaba con la mirada quien era.

MI DULCE SALVACIÓN © (2) (¡Completa!)✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora