CAPITULO 38

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Te amo

Lukyan Korolev.

Siento como algo me pica la nariz.

No quiero abrir mis ojos, me siento muy cansado.

El dolor en mis músculos se hace presente y se que es porque no dormí en mi cama, dormí con el bicho en el sofá.

No me gusta ser yo su almohada.

— Cabezota tengo hamble.

¡Ay no!

— Pues come — susurré adormilado sin abrir mis ojos, lo sentía encima de mi.

Siento como algo mete en mi nariz y abro los ojos espantado.

Sonrió como un vil demonio y era su pequeño dedo metiéndolo en mi nariz.

— No hagas eso. — regañé.

Hizo puchero de querer llorar >> No, no llores — susurré — ¿Qué quieres de desayunar?

Sonrió con maldad — Hoti cake — solté una risa por su mala pronunciación.

— Bien — resoplé y me levanté para ir a la cocina.

Me tallé los ojos para poder despertar mejor, saqué todo de las alacena, huevo, leche, miel.

Me hace falta algo...

— ¡Buenos días papito cabezota! — sonrío con maldad, sosteniendo la harina con las manos.

¡Ay no!

Me aventó la harina a la cara, empanizandome de ella, tosí porque me entró a la garganta.

Lo mire un enojo y el solo se reía a carcajadas.

Corrí con él y le hice cosquillas aventándolo al sofá — ¡Basta! ¡Basta! — las carcajadas que soltaba me hacían reír.

>> ¡Basta, papá!

Paré y lo mire, mi corazón se hincho y sonreí, se que ese maldito brillo apareció en mis ojos
" ¡Basta, papá!" eso lleno mi día.

Se escuchó real, se escuchó bien.

— Buenos días amores. — la voz de Laura nos hizo dar un brinco y mirar hacía ella.

Sus ojos se abrieron al verme lleno de harina — Me quiere hacer daño con la harina y su dedo. — acusé señalando al bicho mientras miraba a Laura.

— ¿Eso es cierto Lucian? — cuestionó mirando al bicho diabólico.

— Jamás le halia daño a papito— susurró con una sonrisa tierna.

— ¡MENTIROSO! — reproche divertido.

— ¡Lukyan no le digas así! Y no estés hablando mentiras de mí bebe — dijo juguetona caminando hacía mi y me dio un beso en los labios los cuales recibí gustoso aún que estuviera lleno de harina— Buenos días harina.

Sonreí con las ocurrencias de mi mujer.

— Buenos días, Slatkaya. — susurré sobre sus labios. — Te ves hermosa.

Vi su sonrojo, pero lo quiso esconder, ese efecto lo sigo tendiéndolo yo y me acostumbraría toda la vida a él.

— Buenos días, cariño. — le dio un beso en la mejilla al bicho y todos nos levantamos para desayunar los Hot Cakes hechos por Laura.

Ayer las cosas se salieron de control en muchos sentidos y no puedo evitar sacar el recuerdo de mi mente de la caja, hable con Nikolas pero quedamos en las mismas.

MI DULCE SALVACIÓN © (2) (¡Completa!)✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora