EXTRA III

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Prueba y error

Laura Ciaran.

— ¿Entonces? — lo rete con la mirada ceñida puesta en sus ojos mientras ponía mis manos sobre los brazos de la silla.

— No.

Solté una carcajada.

— ¿No? — pregunté alzando la voz.

Sus ojos mieles se movieron al igual que su cabello rubio mirándome con anhelo y después me cargo para poder yo enrollar mis piernas hacía sus caderas.

— No, no quiero ponerte en riesgo.

— Ya paso el riesgo — señalo al pequeño bichillo yace dentro de mi.

— Dulzura... No.

Hice puchero — ¿Por qué?

—No es no, entiende maldita. — se río.

— Yo puedo.

— Jamás dije que no podías, pero no lo harás. — se sentó en la cama

Conmigo encima, me acaricio mi cicatriz y paso la mirada de mis ojos a mis labios y termino en mi estomago, su sonrisa se formo de inmediato.

— Por favor... — tente y levanté su mirada con mis dedos para acariciarlo a el.

— No servirá.

Metí mi rostro entre su cuello para dejarle un beso húmedo en su oido y bajar a su cuello y soltar un pequeño gemido, de inmediato sentí sus manos en apretar mis nalgas y hice que se hiciera para atrás, quedando su espalda en la cama.

Gruño — Laura...

Me frote sobre él, tres meses y aun no crecía mucho, pero ya no estaba en riesgo, no para mi bebe.

— Por favor — supliqué en forma de gemido.

En un movimiento no tan brusco me tenía debajo de el, sus labios calientes pasaron a mis pechos por encima de la tela suave, los beso por encima mientras sus manos bajan un poco por mi abdomen, sobandolo.

— Eres una maldita — susurró sobre mi estómago. — tú madre es una manipuladora, pero hermosa...si hermosa y increíble mamá. — le dice a mi estómago.

Suelto una risa y lo miro a los ojos, ese brillo que tanto me gusta hace que el sonría.

— ¿Entonces si?

El se acerca a mi rostro quedándose frente a frente — Si, pero en la noche eres mía.

— Siempre soy tuya.

Sonríe y se levanta para acomodar su camisa enfrente del espejo, me mira de reojo y sonríe.

— Sí, pero ahora con mas razón, levántese Señora Koroleva, usted quería pelear, entonces vamos.  — se da la vuelta y me hace una seña con la mano en dirección a la puerta.

Me levantó y lo miró — ¿Estarás conmigo?

— Hasta el final de mi dias.

Tomó mi mano y le dió un beso, nuestros pies se dirigieron a la puerta de salida, nos esperaba un día largo, pero estaba ansiosa, nada como aprender para ayudar a los demás, nada me detiene y ahorita menos cuando mi familia se está formando.

Tomó mi mano y le dió un beso, nuestros pies se dirigieron a la puerta de salida, nos esperaba un día largo, pero estaba ansiosa, nada como aprender para ayudar a los demás, nada me detiene y ahorita menos cuando mi familia se está formando

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MI DULCE SALVACIÓN © (2) (¡Completa!)✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora