CAPITULO 44

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Escuchen la rola cuando salga esto (*)

La verdad

2 horas antes

Laura Ciaran

— Yakov — musitaron al mismo tiempo.

Asentí — El problema es no causarle un infarto o al menos poder hablar antes de ir con Kiran.

Arman río y negó — Yakov... es un tanto peculiar para las matanzas, necesitamos ir con él.

— Iré, está cerca la mansión. — musitó la italiana.

— ¿Quieres que vaya? ¿Cómo ayuda? — Arman le preguntó.

—¿Por qué pensarías que yo necesito ayuda? — preguntó incrédula la italiana.

— Porque eres mujer. — murmuró Arman.

Mis ojos se abrieron y la italiana lo miro con ojos asesinos.

— ¿Qué dijiste? — preguntó mientras sacaba su arma para apuntarle a la cabeza del líder ruso.

Mis ojos se abrieron bastante y el miedo me empezó a recorrer.

— ¡Cariño es broma! Sabes que me gusta ver tu faceta de matona, me excita que seas así.

Sentí un grande alivio.

— Eres un imbécil por eso no tienes mujer.

— Y no tendré si no eres tú.

Uhhhhh.

Uyyyy incomodo.

— Entonces te quedaras soltero toda la vida amore mio.

Lo primero que pienso es que ya se dieron o algo porque la tensión esta que quema pero ese no es el tema.

¿Podemos saber la verdad por parte de Yakov?

Esa pregunta invadía mi mente y no me dejaba pensar.

Mis ojos se enfocaron a Alessandra, acomodo sus cuchillas y salio por la puerta sin decir nada.

Tengo demasiados nervios, si Yakov sabe la verdad, hay una posibilidad de saber todo, y entonces poder atacar con más razón.

Habían pasado unos minutos y estar a solas con un ruso así no se, es extraño.

— ¿Cómo se conocieron? — preguntó Arman sentandose a mi lado aparte que me saco de mis pensamientos.

Se que se refiere a Lukyan.

Ladee la cabeza y lo mire — Estaba secuestraba y me salvo.

— Romántico, yo mate a mi novia porque me fue infiel con mi mano derecha. También a el lo mate. — hizo una mueca de pena.

— ¡Oh sí! Que bueno... — susurré nerviosa.

— Lo se, traición. — asentí muy confundida, no le podía decir que no a un hombre ruso de 2 metros con pistola y guapo aparte de todo.

>> Es duro.

— ¿Qué?

— Amar.

— Si — sonreí con melancolía.

— Pero hermoso.

— También lo es.

— Aún que fueras o no la prometida de Korolev ¿vendrías por el? — pregunta y sus ojos me observan con curiosidad.

¿Lo haría?

— Si lo haría.

—¿Por qué?

— Porque lo amo.

MI DULCE SALVACIÓN © (2) (¡Completa!)✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora