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Pasaban los días y no había ningún avance, ella le pagaba con la misma moneda.
Aunque le hablaba cuando estaban todos alrededor, se abstenía hacerlo al estar solos.

- ¿Algún avance?

- Ninguno, no sé que hacer. Así siempre ha sido desde niña, y en parte yo tengo la culpa. Solo te queda una opción.
Mañana todos saldremos aún evento que está realizando
Sinful Heaven aprovecha ese momento y habla con ella.
Es tu última oportunidad.

- Gracias por tu ayuda.

- Ni lo digas, lo hago por ella quiero que sea feliz y dejé al fin eso del juego del destino.

.....

Se levanto llena de energía, sin saber el día que le esperaba.

- Buenos días. - saludo al llegar al comedor sin encontrar a nadie solo a Green.

- Buenos días a ti princesa.

Puso la mirada en blanco, sentándose a desayunar.

- ¿Podemos hablar?

No respondió, siguió ignorando al primate.

- Princesa, tú ignorancia aumentará mi insistencia.

Ella solo negó, siguiendo en lo suyo. Y fue enserio la persiguió por toda el tercer y cuarto nivel, formulando una y otra vez la misma pregunta.

- ¡Basta! Ya me tienes cansada con lo mismo.

- Mejor. Ahora, si ¿Podemos hablar?

- Déjame pensar. Y la respuesta es ¡No! - se fue a su habitación y se encerró.

- No importa, te diré todo lo que siento.

Fui un auténtico imbécil, me odio al saber que fui el responsable de tus lágrimas, por tomar decisiones sin consultarte si deseas no tener hijos lo acepto, para mí es suficiente que estés a mi lado y tener tu amor.

Me encerré en mis pensamientos egoístas y yo mismo puse palabra que nunca pensaste ni dijiste, tuve que escucharte cuando me pedías tiempo y no dejarte ahí sola.

Ahora se toda tu historia, entiendo tus miedos e inseguridades; y agradezco que aceptarás tu amor hacia mi.

Pídeme lo que quieras, lo haré con tal que me perdones.

Las lágrimas bajaban por sus mejillas al escuchar cada palabra de su colors, en estos días se le había puesto difícil al negarse en verlo a solas, o al dirigirle la palabra.

Al principio se fue de Homeland por Felipe, y luego ver como él fue a buscarla, su insistencia en estos días.

Abrió la puerta, el macho primate esperaba atento su respuesta.

- ¿Deberás harás lo que sea? - asintió.

- Si te digo que tienes que nadar desnudo en el mar de noche. ¿Lo harás?

- Si lo pides lo haré.

- Y si te digo que bailes ballet, con todo el tutú y las mallas ¿Lo harías?

- Aprenderé y bailaré frente a ti.

- ¡¿Enserio?!

- Princesa, por ti haría cualquier locura, sin importar lo que piensen, el único comentario que me interesa es tuyo.

- Bueno lo único que harás es... soportarme por el resto de tu vida. Ella salto a sus brazos. - Te perdono, mi colors.

- Princesa. - la sostuvo en sus brazos, girando con ella.
- Gracias, gracias. Te amo.
La bajo a su altura, juntando sus labios.
Fue un beso tierno y dulce, expresando las recientes emociones que volvían a resurgir.

....

Preocupados subían por el ascensor, no sabían si los encontrarían reconciliados o en plena pelea esperaban que fuera lo primero.

La sorpresa fue tremenda al abrirse las puertas, la joven pareja estaba besandose en medio del salón.

- ¡Al fin! - grito Felipe aplaudiendo junto a los demás.

Sonrieron al verse en esa enigmática escena.
La jalo pegando su cuerpo - Te amo. - susurro en su oído.
- Yo más mi colors.

- Sí, y además firmaremos los papeles de compañeros. - menciono ella, sorprendiendo al primate, - princesa, yo...
- ¿No pensabas proponerme ser tu compañera?- cruzó sus brazos sería.
- Si, deseo que lo seas.
- ¿Qué esperas mi colors? - sonrió burlona, dándole su mano.

Green se rió ante su acción, tomo su mano dejando un ligero beso   - Cam, mi princesa, la persona más importante de mi vida me harías el honor de ser mi compañera.

- Ummm, déjame pensarlo. ¿Qué ganaría yo?

- A mí, con todas mis virtudes y defectos. - se rieron todos.

- Y los acepto mi colors, te amo.

- ¿Se casaran? - soltaron la pregunta.

Sus miradas se alinearon, brotando una sonrisa entre sus labios - Nos casamos. - soltaron en respuesta, ante un temas jamás conversado.

- Ay mi Camila, se casa. - sus ojos se llenaron de lágrimas.

- No llores, Felipe. - Cam se acercó al él.

- Llorar, ni loco ahora debo de preparar tu boda. Antes a celebrar hasta las últimas.

Todos rieron con las ocurrencias del anciano.

GREENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora