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𝕯𝖆𝖓𝖎𝖊𝖑𝖆
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Veo a lo lejos el sol asomarse por detrás de los altos edificios; tan brillante mientras el cielo es teñido por una perfecta mezcla de colores, algo tan simple pero tan maravilloso a la vez.

Mis pies se balancean en el aire y yo me inclino para ver hacia abajo, las personas se ven pequeñas como unos simples puntos a la distancia, es gracioso pero me aguanto la risa y en su lugar solo sonrío.

─── ¿Qué nos deparará el día de hoy?─── Cassiel toma asiento a mi lado y choca su hombro contra el mío animandome.

─── No lo sé, sólo espero que sean pocas las personas que deseen fallecer el día de hoy.

─── ¿Por qué lo dices?─── Frunce el seño ante mi comentario.

─── Me parece trágico que algunas personas mueran a tan corta edad o que algunas mueran estando solas sin nadie que tome su mano hasta el final.

─── Sabes.. no entiendo a los humanos hacen muchas cosas extrañas que no logro comprender.

─── A mi me parecen fascinantes, seres muy excepcionales.

─── No voy a negarlo, tienes razón en lo que dices. A veces me pregunto que se sentiría ser uno de ellos, entablar cualquier tipo de conversación por más tonta que parezca como lo hacen por horas y vivir compartiendo sus costumbres; disfrutando de los mismo placeres.

─── También me gustaría pero esta es la vida que nos tocó. Ahora vamos debemos hacer nuestro trabajo.─── Le hice una seña con la cabeza indicadole que debíamos marcharnos.

Di una última vista a la ciudad ahora ya iluminada por la luz de la mañana desde la cima de aquel edificio y caminé tras Cassiel.

Caminando por las calles me dedico a oír las conversaciones de los humanos que me rodean, siempre preocupados por cosas que escapan de sus manos, si supieran que el tiempo para ellos vale oro y que si tan sólo dejaran de preocuparse por tonterías se darían cuenta del precioso mundo que los rodea.

Entré a un edificio dando pasos grandes; hay muchas personas lo que me dice que tengo mucho trabajo por hacer. Me acerco a un hombre, es de apariencia joven, cabello castaño; ojos marrones; delgado y muy alto, tomo sus hombros sintiéndolo, la expresión en mi rostro se entristece, morirá en tan solo unos pocos meses, me siento terrible al verlo ahí sentado sonriendo mientras conversa con sus colegas sin saber que su vida será tan corta y todas las metas que puedo ver se irán con él.

Salgo del edificio donde me encuentro con Cassiel, es un día difícil puedo verlo en su rostro.

─── No es un buen día.─── Me dice él.

─── Ni me lo digas..

Caminamos nuevamente por las pobladas calles pero de repente lo siento, alguien está muriendo. Miro a Cassiel pero antes de poder decir algo él asiente, lo sabe, sabe que debo ir.

Levanto mi mano agitandola en el aire en una forma apresurada de despedida para comenzar a caminar, me muevo lo más rápido que puedo entre la gente hasta que mis ojos leen el enorme logo del lugar "Hospital La Misericordia". Ingresé al sitio, hay muchas personas enferma esperando por ser atendidas, las observo por unos minutos pero luego continuo mi camino; estoy aquí por alguien que me necesita no puedo distraerme.

UN ÁNGEL ENAMORADO - (CACHÉ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora