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𝕸𝖆𝖗𝖎𝖆 𝕵𝖔𝖘𝖊
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"Lo siento se ha ido"; esas fueron las palabras que destrozaron mi vida por completo, sabía que se iría en algún momento pero jamás creí que sería tan pronto. Aún tenía muchos planes que me hubieran gustado llevar a cabo a su lado, mi madre era la mujer más hermosa del mundo, ella era cálida, amable, preciosa en todos los sentidos. Me gustaría algún día llegar a ser aunque sea la mitad de lo grandiosa que ella era, portaba gracia y elegancia como ninguna otra. Ella se llevó una parte de mi; una que jamás regresará.

─── Poché debemos irnos.─── La dulce voz de mi padre se coló por mis oídos.

No me había dado cuenta que la ceremonia había culminado. Desde su partida es como si mi alma abandonara su cuerpo, me siento flotando en el aire mientras observo a mi frágil cuerpo desde lo alto; entre las nubes y me veo tan apagada, tan inútil, cómo si vivir fuera una maldita obligación. Odio lo que veo, odio cada parte de mi y odio aún más saber que no puedo cambiarlo.

Miré a mi padre, traía los ojos rojos e hinchados de tanto llorar. Me duele; duele mucho verlo así. Desvie mi vista al montículo de tierra fresca y fue entonces que me deje caer al suelo sobre mis rodillas, el llanto comenzó y soy incapaz de detenerme. Duele; mi pecho duele, sollozo por lo bajo mientras me abrazo a mi misma. Mami.. alcanzo a decir en un hilo de voz, ¿Por qué..?, ¿Por qué me dejaste?, vuelve.. por favor vuelve. Enterre mis manos en la tierra, se sentía húmeda y fría, no se sentía como ella.

─── Vamos cariño..─── Mi papá se acercó rodeandome con sus brazos.

Me aferre a su torso sollozando hasta sentir que a penas puedo respirar, él me ayudó a ponerme de pie; jamás me soltó, ni siquiera al subir al auto.

Llegamos a la casa, es muy extraño volver a entrar ahí. Todo se siente vacío y triste, puedo sentir su ausencia. Ya no oigo su risa, tampoco sus gritos al enojarse porque mi ropa está esparcida por el suelo del baño, no siento el exquisito aroma de su comida saliendo de la cocina o cuando me llamaba para darme galletitas a escondidas. Quiero morir.. no tengo palabras para expresar como me siento en este momento, solo puedo decir que mi cabeza duele de tanto llorar pero el dolor más grande no es visible ante los ojos.

─── Poch te traje un poco de helado.─── Vale entro a mi habitación, su semblante era tan apagado. Sus ojos se escondían bajo las grandes ojeras.

─── Gracias preciosa.─── Di una palmadita sobre el colchón a mi lado indicandole que me acompañara.

Ella se acercó tomando asiento a mi lado, subió las piernas y las envolvió con sus brazos.

─── ¿Cómo te sientes?.─── Me dijo de repente.

─── Cómo si la vida quisiera castigarme de la peor forma posible.─── Meti un poco del helado a mi boca.─── ¿Tú cómo estás?

─── Aún estoy intentando procesar lo que ocurrió, no quiero que papá me vea triste; se que intenta ser fuerte por nosotras pero eso lo matará por dentro.─── Le di un poco de helado.

─── Tienes razón Vale no podemos dejar que papá se apague.

─── ¿Trabajas hoy?

─── Si; aunque me dieron unos días libres, ya sabes por duelo.─── Me quede en silencio por unos minutos.─── Creo que no los tomaré, no creo que me haga bien estar aquí encerrada.

─── Poch tampoco te hará bien reprimir el dolor y hacer como si nada hubiera pasado.

─── Nunca dije que haría eso.

UN ÁNGEL ENAMORADO - (CACHÉ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora