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𝕸𝖆𝖗𝖎𝖆 𝕵𝖔𝖘𝖊
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Daniela acaba de decirme que me ama, ¿es esto un sueño?, ¿mi imaginación? o acaso ¿ya enloqueci?. No importa lo que sea pero he deseado tanto este momento que ahora estoy luchando por asimilar las palabras que salieron de su boca.

Ella me mira con esa estupida sonrisa en su rostro; esa sonrisa que me desarma, me empuja hacia el precipicio del amor. Estoy cayendo; cayendo perdidamente ante ella, me siento totalmente vulnerable cuando estoy junto a ella pero a la vez me siento protegida y segura. Daniela es mucho más de lo que podría pedir.

─── ¿Tan rápido te dejé sin palabras?

─── ¡Callate idiota!.─── Le lanzo mi almohada golpeándola en la cara. Ella se queja.

─── Que descarada eres, fingir dolor, ¿en serio?.

─── Tenía que verse real.─── Se encoge de hombros y luego se hecha a reír.

─── ¿De.. De verdad sientes eso por mi?.─── Juego con mis dedos nerviosa por su respuesta.

─── Por supuesto que sí. María José tú te robaste toda mi atención aquel día en el que te vi sentada en aquel callejón.

─── ¿Callejón?, la primera vez que nos vimos fue en la librería.─── Lo pienso por unos minutos.─── A menos que.. esa sensación que tenía eras tú, ¿estabas espiandome?

─── Claro que no, yo caminaba por la vereda junto a mi amigo hasta que oí tú llanto.

─── Entonces ¿tienes amigos?.

─── Hay muchos como yo. Así que claro que tengo amigos María José.

─── ¿Me los presentas?

─── No es tan sencillo, no solemos mostrarnos ante las personas.

─── Tú lo hiciste.

─── Lo hice por ti María José.─── Mis mejillas toman ese característico color carmesí, estoy segura porque las siento arder.

─── ¿Por qué no me llamas Poché?

─── Me gusta como suena tu nombre cuando lo pronuncio.─── ¿Oyeron eso?, sí.. fueron mis pantaletas marchándose.

─── ¿Por qué siempre sabes que decir?, Maldita sea me vuelves loca.

─── Sabes que falte a mi promesa por ti.

─── ¿Cuál promesa?.

─── Prometí que mis labios no tocarían los tuyos hasta que hubiera ganado tu corazón.

─── Tú sabes que me traes a tus pies desde el momento en que nos cruzamos por primera vez.

─── ¿Me ama señorita Garzón?.─── Quisiera gritarlo a los cuatro vientos, que estoy loca por ti.

─── Sí, te amo tanto que mi marchito corazón galopea en mi pecho cada vez que estamos cerca.

Sus manos toman mi rostro y lo acercan al suyo, sus labios rozan los míos una; otra y otra vez, ¡Dios!, estoy jodida. Trago grueso esperando la unión de nuestro húmedos labios pero la ilusión se desvanece al ver que eso jamás sucede.

UN ÁNGEL ENAMORADO - (CACHÉ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora