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Eran pasadas las ocho de la noche ya, cómo era posible aquella irresponsabilidad por parte de John, jamás me había dejado votado por tanto tiempo y estaba apunto de irme cuando llegó.

-¡Hey Sherlock! Yo, estemm... Perdón la tardanza, es solo que la plática fue muy interesante...

-Claro, la plática...

Era más que obvio que John lo había hecho, joder Sherlock iluso como ibas a creerte que a John también le gustasen los chicos. Además ya sabía que el no era virgen aunque nunca me lo hubiese dicho.

No estoy enojado por qué lo haya hecho con una tipa con la que ni siquiera se volverá a ver, ¿Por qué lo estaría? No es que me pregunte que tiene ella que yo no... Estoy enojado por qué me dejó ahí solo a mi suerte.

-Vamonos

-Perdón

Nos fuimos a casa y no le dirigí la palabra en todo el camino, me dolió, lo admito, que no se quedara conmigo.

Cuando llegamos a casa estaban mis padres con Mycroft y Graham sentados en la sala de estar tomando chocolate.

-¡Chicos! Hola, ¿Cómo se lo han pasado? ¿Quieren una tasa de chocolate? Greg nos contaba la historia de cuando se quedó encerrado en los baños de la escuela

-Jajaja, claro. Por mi está bien, ¿Que dices Sherlock?

-No. Estoy cansado.

No me enteré de que más fue lo que pasó, subí a mi cuarto y me encerré. No sé que es lo que me está pasando.

Estúpido John Watson.

El Diario de SherlockDonde viven las historias. Descúbrelo ahora