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Hoy es sábado y John y yo quedamos de vernos en la plaza, no es algo que hagamos regularmente ya que prefiero leer los fines de semana, pero después de lo que ayer no podía dejar que John sufriera de tal forma; por qué me duele verlo así, me desgarra el alma y no sé cómo ayudarlo si no se lo que le pasa.

-Hola.

-Ey, siéntate. ¿Quieres tomar algo?

-No, gracias.

-Sherlock...yo- yo aún sigo avergonzado por lo de ayer, y aunque se que dije que podríamos hablar del tema hoy. No creo querer hacerlo. ¡No me mal intérpretes! Sabes que tienes toda mi confianza, pero prefiero dejar esto en el pasado.

-Esta bien John.

Se que a él algo le preocupaba, pero no sé que es lo que es. Seguimos charlando de cosas varias y después salimos a caminar.

Fue un día un poco extraño, por qué aunque John y yo pasábamos mucho tiempo juntos era extraño que saliéramos un fin de semana. Aunque no me desagrada la idea.

Y con base al problema de John, decido no indagar más a menos de que el me lo diga.

El Diario de SherlockDonde viven las historias. Descúbrelo ahora