Capítulo 11

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Savanna Líncon.

Solo tenía claro una cosa, el problema del agua se solucionó correctamente.

Ahora no sabía cómo solucionar el problema de un metro ochenta desnudo que tengo frente a mí, su abdomen parece una puta tableta de chocolate y se me antoja morder cada cuadradito.

El cabello oscuro se le pega a la frente debido al agua y aún no me creo que este en  la ducha con mi Charles.

— Ven — me dice, tirando de mi brazo.

Le doy la espalda y creo que es peor porque siento a su amiguito pegado en mi trasero. «Amiguito enorme» Sus manos acarician toda mi piel, enviando escalofríos por todo mi cuerpo.

— Tienes unos pechos muy bonitos — susurra en mi oído — Caben perfectamente en mis manos — los magrea a su antojo — Me gustan.

Continúo callada, no sé que decir en esta situación. Estoy con el chico el cuál he fantaseado todo mi vida y ahora no se que hacer.

Muerde el lóbulo de mi oreja a medidas que terminamos de bañarnos juntos.

— Llévame a tu habitación — me pide, colocándome el albornoz.

Él se queda desnudo y no sé de dónde carajos saca tanta seguridad.

Parece modelo de revista.

Este era mi sueño, verlo caminar en mi habitación, encerrarlo y  dejarlo aquí para que ninguna rubia oxigenada, con tetas de plástico me lo robe.

Yo lo quería solo para mí.

Él solo venía a hacerme el trabajito.

No podía hacerme ilusiones, quizás no era el correcto y Samuel tenía toda la razón, pero yo necesitaba hacerlo. Ya no era por escribir la experiencia y saber lo que se sentía, incluso por moda o porque yo era la única que quedaba virginal. Era algo en mi interior que me decía que lo hiciera con la persona que realmente quería y ese era él.

Daba igual si Charles no sentía lo mismo.

Me llené de valor y lo empujé hasta la cama, me quité la bata quedando desnuda frente a sus ojos que no dudaron ni un segundo en recorrer todo mi cuerpo. 

Esta vez fui yo quien lo besó, a lo que el me respondió con ganas, su lengua invadió mi boca, tiró de mi labio inferior con sus dientes y solté un gemido.

Este chico es increíble.

— Quiero hacerlo —Se dibujó una sonrisa hermosa en su rostro—, pero antes quiero preguntar algo.

— Claro.

— ¿Solo es sexo y ya? —mis sentimientos me ganan, que tonta soy— ¿No significo nada para ti?

— Savanna sabes qué...

— Olvídalo ¿si? —le beso sin pensarlo— A veces me pongo a pensar si las cosas fueran diferentes, tu y yo como una pareja de verdad.

Ay santa madre.

¿Que acabo de decir?

Te fe, cristo me ama.

Que tonta soy.

— Debo irme —mira el reloj— Me gustaría quedarme, pero es muy importante.

Siento que mi corazón se rompe en pedazos, de hecho se rompe todos menos lo que quiero.

Es imposible evitar mi cara de decepción. 

— Entiendo.

— Ven conmigo — me pide.

¿Por qué si es importante, me pide que vaya con él?

— ¿Estás seguro?

— Claro.

Entre Ellos ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora