Capítulo 15

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Savanna Líncon.

Me había pasado una semana encerrada en mi habitación, rechazando las llamadas de todos y evitando el puto triángulo que se había formado solo. 

Quería grandemente a Samuel, pero solo como mi mejor amigo, incluso lo que sentí cuando nos besamos no se puede comparar  con lo que siento cada vez que el castaño me mira. 

Charles es la única persona que provoca un sin fin de sensaciones en mí, no le pediría sexo a cualquiera, yo estaba buscando que mi primera vez hubiera sido con la persona que me gustaba.

Yo no le puedo corresponder a Samuel, Charles no me puede corresponder a mí, fin de la historia.

Lo que me duele es que hizo una apuesta que aunque él no lo sabía ya la tenía ganada.

Mi pregunta ¿Para qué?

No era necesario, si sus intenciones no eran buenas por qué me vendió un chico que no era, lo más triste es que lo sentí tan real que llegué a pensar que el muy imbécil se enamoraría de mí. 

Claro el popular y la virgen, que cliché más bonito.

— Savanna — mi mamá toca la puerta — ¿Puedo pasar?

— Si mamá.

— Cariño tienes visita.

— No quiero ver a nadie.

— El chico dice que es importante y no se irá hasta que lo escuches.

— Vale — me rindo.

Mi madre sale de la habitación y las manos me empiezan a sudar, las piernas me tiemblan y trago en seco cuando el rubio entra al fin. 

— ¿Cómo estás? — me pregunta.

— ¿Cómo crees?

— Las cosas se salieron un poco de control.

— No es tu culpa — exhalo — Yo provoqué todo.

— Debí decirte que estaba enamorado de tí desde un principio.

— No lo hiciste porque sabías que andaba delirando por los rincones por el otro estúpido.

— Tampoco te maltrates tanto.

— Fui tonta, creí que se enamoraría de mí e incluso fantaseaba con tener una relación como la de los cuentos de hadas, que estafa.

— Ya — se encoge de hombros — si quieres te acompaño a Disney.

— ¿Para qué?

— Para que lo denuncies.

Una carcajada escapa de mi garganta y es la primera vez que dejo de pensar en mis problemas por unos segundos.

— Savanna — por la seriedad de su voz sé lo que me va a decir — ¿No me veo como el príncipe de tu historia?

Es y siempre será Charles.

— Samuel yo no puedo...

— Lo entiendo — me sonríe.

— Está bien.

— Me voy mañana para Australia — me dice. 

— ¿Es temporal?

— No lo sé — suspira — El avión sale a las diez — Por si cambias de opinión.

Me quedo en silencio.

— ¿Me das un abrazo? — pide — Tal vez sea la última vez que te vea, y si esta es nuestra despedida que valga la pena al menos.

Abre los brazos y corro a abrazarlo. Su piel emana calor y me provoca cosquilleo en mi estómago, junto a las ganas de llorar, pero es porque no veré más a mi amigo.

— Te quiero tanto — susurro contra su pecho.

— Lo sé y no es suficiente— acaricia mi cabello — necesito más que eso. 

Nuestras miradas se cruzan, es como si pudiera leer su mente y saber sus intenciones. No sé por que, pero dejo que me bese, sus labios acarician los míos y lo único que hago es cerrar los ojos y dejarme llevar. 

Entre Ellos ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora