Savanna Líncon.
Ante mis ojos estaba un chico delgado de ojos y cabello muy oscuros que me mira detenidamente.
— Debes de ser Savanna — asiento — Mi hermano me ha hablado de tí, tenía muchas ganas de conocerte.
No sé si eso es bueno o malo.
A estas alturas estoy segura de que ya todos saben cuál había sido mi decisión.
— Querida, Charles está en su habitación — me dice su madre — nosotros vamos de salida. Te quedas en tu casa — sonríe antes de irse en el coche con su otro hijo.
Entro en la habitación sin llamar a la puerta encontrándome con Charles recién salido de la ducha, las gotas de agua le recorren la piel y la V definida en su estómago me hace mirar al suelo para evitar la diminuta toalla que cubre sus partes.
— ¿Qué haces aquí? — me mira sorprendido.
— Escogerte a tí sobre todas las cosas.
Acota la distancia entre nosotros y me besa, su lengua juega con la mía, tira de mi labio inferior con sus dientes y rodeo su cuello con mis brazos.
— ¿Me vas a detener?
No respondo, deslizo mis manos por su tórax hasta el borde de la toalla que arrojo al suelo.
— Entendí — baja los tirantes de mi vestido y este cae enseguida a mis pies.
Me quedo desnuda frente a Charles con unas diminutas bragas de encaje, que desaparecen cuando este tira del elástico. Quitó mis zapatos y me arrastra hasta la cama.
Se coloca entre mis piernas mordisqueando el lóbulo de mi oreja, deja una estela de besos húmedos por mi cuello y desciende hasta mis pechos, succiona la piel sensible y tira de mis pezones suavemente.
Me estaba arriesgando de mala manera, tal vez este no era mi futuro, pero hago lo que siento en estos momentos y lo único que me quedaba por hacer era desearle buen viaje al avión que ahora se llevaba a mi amigo de la infancia lejos de aquí.
— Hey — me llama — ¿Estás bien?
— Quizás no sea lo correcto, pero me siento segura.
— Conmigo te sentirás segura — ladea la cabeza — pero con un poquito de dolor.
Le golpeo el hombro y me devora la boca «Joder» arqueo la espalda y un jadeo involuntario escapa de mi garganta cuando sus dedos comienzan a jugar con mi intimidad.
Entran y salen repetitivamente preparándome para la ocasión, no deja de besarme ni un segundo hasta que remplaza sus dedos por su miembro y la invasión es mucho mayor.
Estoy tan cerca de tener lo que siempre he deseado que ahora no sé ni que hacer.
Los besos me distraen, pero el leve dolor y la punzada en mi interior cada que se desliza un poco más no se detienen. Sus manos se aferran a mis caderas y eleva el ritmo de las estocadas cuando me acostumbro y el malestar se convierte en placer, mucho placer.
Me mira a los ojos y me pierdo en la oscuridad de los suyos, tiene la respiración acelerada y sus arremetidas me están llevando a la gloria.
— Que apuesta más estúpida — le digo.
— Qué apuesta más perfecta.
— ¿De verdad estabas enamorado de mí? — pregunto.
— Hasta la médula.
Mi cuerpo se estremece bajo su tacto y las sensaciones son inexplicable cuando alcanzamos el orgasmo a la vez.
Me abraza contra su cuerpo y acaricia mi piel, besando mi frente. A medida que su respiración volvía a la normalidad.
— ¿Ya tienes contenido para un buen capítulo +18? — pregunta juguetón.
— Mmm, no sé — chasqueo la lengua — me parece muy poco.
— No debió decir eso Anónima25.
Me vuelve a besar refregando su erección contra mi muslo demostrando que ya está preparado para hacerme suya nuevamente.
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Entre Ellos ✓
Teen FictionAntes "No quiero ser Virgen" - Que quiero acabar de perder la virginidad ¡ya! -le hablé a mi mejor amiga. - Yo puedo hacerlo -respondió una chica de pelo azul, vestía de negro y llevaba perforaciones en su rostro-, tengo la casa solo hoy. - ¿Si m...