Hay tres pares de ojos vigilándolo con ahínco. Xiaojun alza una de sus definidas cejas en cuanto la mano de Kun se mueve para tomar la carta en la derecha; el humano desiste a último momento, replanteándose su estrategia por cuarta vez. Yangyang lo mira mordiendo uno de los cojines mientras que Hendery mantiene una postura retadora pues, al igual que Kun, sólo le quedan dos cartas para ganar.
Ganar o perder no hace mucha diferencia para él, lo que le divertía de estos juegos era ver cómo los chicos eran capaces de sacrificar su amistad por un juego de cartas. No obstante, hoy hay algo por lo que Kun se ha estado esforzando en usar sus mejores técnicas de análisis y predicción.
Hendery casi se relame los labios imaginándose el sabor de la victoria, han sido cuatro semanas desde la última vez que ganó —no se lo digan jamás, pero esa partida entre él y Ten fue un plan del tailandés para elevarle el orgullo—.
Los chicos apostaron que si Hendery ganaba al menos una partida de diez Kun les dejaría asustar un poco a Renjun cuando viniera al departamento, pues si bien sentían empatía por el muchacho eso no significaba que le perdonaran el llevarse los recuerdos de la mujer que les dio la oportunidad de venir a este mundo. Siguen siendo demonios, obviamente quieren divertirse de una forma macabra.
Si, fue una estúpida apuesta que no debió aceptar, los diablillos sí que saben manipularlo para hacerlo acceder a esta clase de cosas. Ahora cae en cuenta de lo mal que esto podría resultar a la larga, no quiere revivir los rumores de los fantasmas, mucho le costó convencer a Renjun de que todo eso era un invento de los vecinos.
— Vamos Kun, ¿Qué tanto piensas? De cualquier modo, vas a perder. —Comenta Hendery con una sonrisa orgullosa que Kun quiere limpiarle con jabón.
— No cantes victoria, después de ganar escribiré un recordatorio sobre nunca apostar con ustedes otra vez.
— Sabía que lo lograrías, Hendery, nunca dudé de ti. —Dice Yangyang palmeando el hombro del mencionado.
— Claro que dudabas de él, por eso dijiste que tenía que ganar una de diez partidas.
El menor de los demonios manda a callar a su prometido pellizcándole la oreja. Están en la décima partida, lo cual hace aún más grandioso que la única buena mano de Hendery sea su última oportunidad para ganar.
Para los demonios esto es muy divertido, mas Kun sólo piensa en que debe proteger al inocente Renjun, además, si se enterara de la existencia de los chicos podría mandar a exorcizar el departamento como Ten lo había sugerido durante su primer encuentro con los muchachos.
— ¡Sólo pon tu carta! No tenemos toda la noche. —Reclama Hendery.
— En realidad, sí, pero Kun es un humano viejo y necesita dormir.
— Por última vez, que Ten me llame viejo no quiere decir que de verdad lo sea, tenemos la misma edad. —Rechista cansado de la misma broma.
Bien, es todo o nada, decide usar su última carta amarilla, con un movimiento teatral y en cámara lenta toma la carta entre dos de sus dedos, así como lo hacían los personajes de esa serie de monstruos y cartas que veía de pequeño. Esta debe ser la jugada definitiva, debe vencerlo por la paz de todos, y entonces, a un segundo de mostrarle su carta a los muchachos, lo impensable ocurre:
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𝗤𝗶𝗮𝗻 𝗞𝘂𝗻 𝘆 𝘀𝘂𝘀 𝗱𝗲𝗺𝗼𝗻𝗶𝗼𝘀 】⛧ミ { Lukun ; Tendery ; Xiaoyang }
FanfictionKun se ha mudado a un departamento a muy bajo precio, cuando las ofertas de este estilo se presentan es normal esperar goteras en el techo o un par de ventanas rotas. No a tres demonios dispuestos a quedarse a como de lugar. "Creo que está embrujado...