26. Un αlmuerzo especıαl pαrα chıcos especıαles ミ☆

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El tiempo corre, corre, y corre, Kun ha aceptado que su destino tenía escrito los nombres de esos demonios en las hojas de los capítulos dedicados a su adultez joven; un paternal, fraternal y adorable sentimiento crece en su pecho todos los días al vivir con ellos, desde sus peleas por el baño a las caricias que reclaman al transformarse en gatos. Más de una noche ha permanecido unos minutos despierto pensando en la señora Huang, agradeciendo, a pesar de que suene un poco extraño incluso en la privacidad su cabeza, el que haya invocado accidentalmente a esos tres demonios.


En un par de ocasiones alcanzó a escucharlos conversar a través de la puerta entreabierta de su habitación, hablaron sobre la abuela y los recuerdos divertidos que tenían con ella. Aún no están listos para compartir abiertamente esa parte de sus vidas con él, pero Kun lo comprende, así que se concentra en que vivan un buen presente y pensar en un futuro donde no tengan que dejar este mundo.


A veces se vuelve un poco estresante, muchas preguntas invaden su cabeza a mitad de clase y en su trabajo: ¿Qué pasará si algún día tuviera que irse de allí? ¿Otro residente sería capaz de aceptarlos? ¿Tienen la felicidad que merecen con él? ¿Hay algo más que pueda hacer por ellos? ¿Saben acaso lo mucho que los adora y que a este punto son tan parte de su familia como sus propios padres?


Estos cuestionamientos tienden a volverse pesados y tediosos, tratar de impedir siempre que los chicos lo noten, pues ellos tienen que preocuparse por esas cosas. Y entonces una voz interna le dice que sí, ellos deberían preocuparse ya que son dudas razonables y escenarios plausibles; el ambiente se torna un poco sombrío y melancólico, piensa lo terrible que sería si esos tres, tan llenos de curiosidad e inocencia, se vieran obligados a crecer como los demonios que sus padres pretenden que sean: Duros, violentos, sin sentimientos positivos.


— Kun, Kun, ¿Qué es esto?


Hoy no es uno de esos días, hoy es un buen día en donde Hendery mira una revista culinaria que compró ayer, Yangyang intenta armar un rompecabezas de jirafas y Xiaojun reposa en su forma gatuna hecho una pequeña bola negra.


El humano baja el volumen de la tele, Baymax y su singular y adorable voz solamente son atenuados pues Xiaojun clavaría las uñas en su pierna si se atreviera a interrumpir la película poniéndolo pausa. Lo tienen esclavizado, ha visto más películas para niños en estos últimos meses que durante su propia infancia, la tele no parece ya no ser suya.


— Se llaman bento, es comida casera preparada para llevar en pequeñas cajas de madera o recipientes, es tradicional de Japón. —Responde tras inclinar un poco el cuerpo y ver la colorida de un artículo sobre aquellos almuerzos.


— Son lindos, ¡Mira! Ese tiene un patito. —Hendery señala la imagen más grande, una de las bolas de arroz tiene una coloración amarilla y tiene un pequeño pico naranja debajo de un par de puntos negros que simulan los ojos.


Yangyang desvía su atención del rompecabezas para acercarse a su amigo demonio y mirar la revista, de inmediato interesado por los coloridos y amigables comidas con rostros y formas adorables.


— Yo quiero uno de esos. —Musita el castaño frunciendo las cejas del mismo modo que expresa siempre que no tiene algo que desea.

𝗤𝗶𝗮𝗻 𝗞𝘂𝗻 𝘆 𝘀𝘂𝘀 𝗱𝗲𝗺𝗼𝗻𝗶𝗼𝘀 】⛧ミ { Lukun ; Tendery ; Xiaoyang }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora