𝗤𝗶𝗮𝗻 𝗞𝘂𝗻 𝘆 𝘀𝘂𝘀 𝗱𝗲𝗺𝗼𝗻𝗶𝗼𝘀 】⛧ﾐ { Lukun ; Tendery ; Xiaoyang }

34. Lα fαmılıα que encontrαmos ミ☆

Lograron recolectar 92 de los dibujos de vacas, los 8 restantes no aparecieron por ningún lado, Kun se ha resignado a que algún inquilino los encontrará espontáneamente en el futuro y será una anécdota graciosa para ellos.

El papel con el número del nieto de la señora Huang pesa en su bolsillo, lo lleva a todos lados desde que el casero le pasó el mensaje del chico que regresó al edificio buscando más sobre su fallecida abuela, mas no ha hecho nada aún por contactarlo. No está seguro de qué debe hacer, esto significa poner en riesgo esta familia que han creado espontáneamente.

El nieto de la señora Huang está en busca de recuerdos, mismos que Kun mantiene resguardados en el estudio que se mantiene a puerta cerrada todo el día. Sabe que es un lugar intocable para los chicos, no hablan sobre ello, pero es obvio que las pertenencias de la señora Huang les dan algo de consuelo tras haberla perdido, no quiere imaginarse cómo reaccionarán cuando sepan que quieren llevárselos.

— ¿Cómo voy a decírselos? Ellos no querrán entregarlos voluntariamente, pero es propiedad de la familia. —Es la incógnita que cruza por su mente mientras coloca el dibujo de una vaca púrpura en la pared de la sala.

Resulta que el plan de los chicos era darle cien vacas para casarse con Lucas, tal como una vieja fábula de uno de los libros de Xiaojun contaba. Fue un lindo detalle, algo extremista, pero lindo sin lugar a dudas. Sicheng había reído hasta dolerle estómago al enterarse del motivo por el que el edificio estaba plagado con dibujos de vacas, antes de dormir recibió un mensaje de texto malicioso de parte de Ten, preguntándole si ya estaba en la luna de miel, obviamente Sicheng le había relatado sobre su pequeña aventura.

Al menos tuvieron piedad de él y no le contaron toda la historia a Lucas, pues Kun estaría demasiado avergonzado de proponer siquiera como juego la idea de casarse, si bien los padres de su novio y sus jefes estaban siempre preguntando si contemplaban una relación a largo plazo —la respuesta era sí, pero Kun quiere mantener su privacidad intacta—. Amenazó a los chicos con reducir las visitas de Ten y hacerlos dormir en cuartos separados, lo cual bastó para convencerlos de callar sobre el propósito de los dibujos.

Por más tonta que fuera la idea, aprecia el esfuerzo que hicieron por dibujar cien vacas y darse el tiempo de esconderlas en el edificio, nadie se ha tomado tantas molestias para hacerlo feliz, así que helo allí, llenando el departamento de esos peculiares dibujos. Tendrá que bloquear la entrada a cualquiera de los vecinos aparte de Lucas y Sicheng, ¿Ya estarán llamándolo demente o es aquí donde empieza a llenar las casillas de la locura? Y es que los chicos no se conforman con que los dibujos estén en su habitación, no, ellos quieren que se luzcan en cada rincón de la vivienda.

— ¿Debería pegar uno en el techo? —Inquiere Lucas sosteniendo en alto una de las tantas hojas que aún les quedan por pegar.

— ¡Oh! Eso sería perfecto, no hay ninguno en el techo todavía. —Responde por él Xiaojun, luchando contra la cinta adhesiva que se pega a sus dedos y lengua cuando intenta cortarla.

Sicheng propone la idea de pegar uno dentro del refrigerador, Kun logra detenerlos a tiempo porque eso suena a un mal plan que sólo arruinará el dibujo. Con tantas manos ayudando terminará pronto de pegar los dibujos, pero se pregunta si tendrá que hacer otro juego de encontrarlos todos. Lucas piensa que esto es sólo otro de los juegos extraños de los chicos y no sospecha de la historia detrás de tantas vacas, Kun se lo contará algún día.