𝗤𝗶𝗮𝗻 𝗞𝘂𝗻 𝘆 𝘀𝘂𝘀 𝗱𝗲𝗺𝗼𝗻𝗶𝗼𝘀 】⛧ﾐ { Lukun ; Tendery ; Xiaoyang }

16. El dı́α en que el helαdo pudo volαrミ☆

Kun debería aprender, en este punto de su vida, que preocuparse en exceso sólo le hará envejecer más rápido y crearle padecimientos psicológicos, pero, ¿Acaso no está en la posición de? Una cosa es ser padre soltero, otra cosa es ser casi padre soltero de tres demonios. Al menos no tiene que verlos ir a la escuela, dejarlos en un lugar con tantos humanos sería un peligro para toda la población, así que comparado a eso Ten no implica ningún peligro para nadie.

— Hola chicos, estoy aquí para ser su niñera hoy. —Dice el tailandés con una sonrisa despreocupada, tal cual como si esos tres fueran chicos normales.

— ¿Puedes volar como la de la caja de imágenes? —Pregunta Yangyang, tomando los brazos de su amigo como si buscara algo en ellos que le ayude a levitar.

— ¿Hablan de Mary Poppins? No, los humanos no vuelan con sombrillas, necesitan aviones. —Aclara el pelinegro con una risa.— O jetpacks, pero soy demasiado pobre para comprar uno de esos.

— Los humanos no pueden volar, punto. —Rectifica él, sabiendo que los chicos son propensos a realizar alguna tontería como intentar hacer volar a Ten.— Bien, debo irme, hay bocadillos en el refrigerador, no le den problemas a Ten, ¿Comprenden? Si hacen algo que no deben él me lo dirá.

— Nos portaremos bien. —Dice Hendery poniendo una mano en su frente, en lo que Kun supone un saludo al estilo soldado que habrá aprendido en la televisión.

— Eso espero, regreso por la noche. —Despeina el cabello de cada uno, ganándose risas suaves que le tranquilizan un poco.

Saca a Ten al pasillo, dándole las últimas indicaciones con prisa ya que no quiere llegar tarde a su primer día de trabajo.

— Si no riegan sus plantas recuérdaselos, aunque es probable que Xiaojun lo haga, sus juegos están bajo la cama en su habitación, los libros de colorear en el librero, a veces les gusta leer cuentos, si ves que Hendery sale en su forma de gato recuérdale que no puede robar nada que parezca costoso, y no pierdas de vista a Yangyang, intentará comerse el helado a escondidas.

— No te preocupes, tengo todo bajo control, deja de ser un padre paranoico. —El más bajo le da un golpe en el hombro, abre la puerta del departamento para volver y le sonríe con burla.— Suerte en el trabajo cielo, los niños y yo te esperaremos para la cena.

— Eres tan molesto, ¿Lo sabías? —Rueda los ojos ante las bromas de Ten, si tan sólo supiera lo difícil que es cuidar de esos tres no estaría haciéndole esas bromas.

Al darse la vuelta se encuentra con Sicheng asomándose desde su propia puerta, el vecino que lo tranquiliza tanto ya que no es una criatura del inframundo como sus demonios, un amigo terrible como Ten o alguien que extrañamente lo pone nervioso como Lucas.

— Hey, Sicheng. —Le saluda con ánimos.

— Hola... um, ¿Vas a trabajar con los tíos de Lucas, verdad? —Pregunta el más joven.