𝗤𝗶𝗮𝗻 𝗞𝘂𝗻 𝘆 𝘀𝘂𝘀 𝗱𝗲𝗺𝗼𝗻𝗶𝗼𝘀 】⛧ﾐ { Lukun ; Tendery ; Xiaoyang }

32. Lα curα contrα el hıpo ミ☆

Los muchachos regresan a casa, esta vez, Kun se asegura de mostrarles lo mucho que los ha extrañado; panqueques, tocino, huevos y grandes vasos de jugo, junto a la promesa de muchos dulces por la tarde y regalos, son suficiente para emocionar a los chicos en cuanto éstos atraviesan la puerta de su habitación camino a la cocina.

Xiaojun y Yangyang lo atosigan —pero vamos, él está muy feliz como para quejarse— con abrazos y reclamos de haberse demorado demasiado en regresar. Yangyang incluso tira de su cabello accidentalmente —más le vale que haya sido un accidente o el buen Kun se irá otra vez— de la agitación. Hendery, como tampoco es una sorpresa, guarda su distancia de él y se concentra únicamente en Ten, su amigo concede toda la cercanía tras enviar una rápida mirada a Kun, preguntando silenciosamente con esa telepatía de amigos si está bien demostrarle afecto. Kun, tal como ayer se obligó a comprenderlo, no puede meterse entre ellos, y Hendery aún está molesto con él, así que por ahora le dejará al tailandés llevarse toda la atención del demonio.

— ¿Fue divertido tu viaje? —Le pregunta el demonio más joven entre bocado y bocado.

— Mucho, les mostraré fotos al rato, ahora siéntense que no hice toda esta comida solo para que se enfríe.

Es bueno regresar a la antigua rutina, si tan sólo Hendery le dirigiera por lo menos una mirada. Viéndolo desde el lado positivo, Yangyang le ha murmurado que si el demonio estuviera verdaderamente enojado algo malo ya le habría sucedido. Recordando las palabras de Ten la noche anterior, Kun mantiene un ojo sobre sus otros dos inquilinos, ¿Qué clase de sorpresa le están ocultando? No ve nada distinto en ellos, Xiaojun limpia la comisura de los labios de Yangyang, quien feliz regala un trozo del panqueque sobrante.

¿Acaso no son tiernos? La imagen le hace sonreír, los chicos son bastante unidos, aunque tiene la presión que hay una conexión especial entre aquellos demonios en específico, son la sombra y luz de cada quien; incluso cuando Xiaojun quiere verse imparcial es obvio que prefiere tomar el lado de Yangyang en las discusiones. ¿Su secreto tendrá algo que ver con esa complicidad?

— ¿Acaso...? —Un pensamiento disparatado se le ocurre, sus ojos se entrecierran mirando a los chicos con suma atención.

Yangyang roba un trozo de tocino del plato de Ten, su mejor amigo y Hendery de inmediato empiezan a soltar alaridos, Xiaojun tiene que defender a Yangyang argumentando que si Ten estaba tan ocupado haciéndole caso a Hendery entonces era su culpa que la comida desapareciera.

— No, eso es imposible. —Una risa muere en su garganta, claro que no puede ser.

Para el final del desayuno Hendery continúa sin hablarle, aún no hay miradas de odio, pero Kun comienza a preguntarse qué tendrá que hacer para explicarle al joven sus preocupaciones respecto a esa... ¿Relación? Lo que sea que tuviera con Ten, parece ser una relación.

Mientras deja su vaso de jugo sobre la mesa —la única manera en que Ten es capaz de consumir fruta— y piensa en cómo abordar la situación, un sonido originado desde su diafragma deja a los presentes estáticos.

— ¿Qué fue eso? —Pregunta Xiaojun, con sus enormes ojos abiertos de par en par.