35. Coɴocιeɴdo α Hυαɴɢ Reɴjυɴ ミ☆

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— ¡Yangyang! ¡Ven aquí ahora mismo!


Esto es el colmo, debe haber un límite para las travesuras, o más bien, los actos vandálicos en este caso, de su demonio más joven y menos obediente.


El susodicho aparece frente a él en su forma gatuna, Kun afila aún más su mirada y se cruza de brazos para demostrarle que esta charla no es una de las agradables. El chico capta el mensaje y en breve una nube de humo hace de cortina antes de que el cuerpo juvenil del diablillo reemplace al felino.


— ¿Qué pasa? Luces como si hubieras encontrado una araña en tu cama.


Kun hace un sonido extraño entre una risa y un bufido, la vena en su cuello a punto de explotar, no le gusta para nada esta actitud prepotente del muchacho.


— Pues sí, justamente eso encontré, una gran araña peluda sobre mi almohada justo cuando iba a acostarme, más te vale deshacerte de ella ahora mismo.


El castaño rueda los ojos e imita su pose, resoplando cual quinceañero en berrinche, oh, así que esas tienen, entrando a la adolescencia tan pronto. Kun se las ha visto negras ahora que cada uno tiene su vida amorosa, parece que eso también les ha dado más individualidad. Actúan por sus propios medios y para sus objetivos, lo cual no sería nada del otro mundo si tan sólo fueren muchachos humanos sin capacidades sobrenaturales, pero en caso de Kun es más complicado que eso. 


Se los imagina cruzando por etapas de terribles decisiones estéticas si tuvieran la oportunidad, aunque recientemente Hendery ha mostrado mucho interés por hacerse perforaciones en el oído igual que Ten, pues piensa que lo hacen lucir aún más atractivo y que "las insignias" de metal indican algún tipo de rango en la sociedad humana. Kun no les permitirá hacerse ningún tatujae, pircing o cualquier otro tipo de modificación corporal más allá de sus transformaciones a gato, y pobres de ellos si llegan a hacerse algo así a sus espaldas.


Regresando al problema actual, sucede que Yangyang es bastante más posesivo de lo que pensó, y es que su percepción inicial respecto a los muchachos fue que Xiaojun era bastante celoso con sus amigos. El chico no lo quería ni a cinco metros de distancia cuando se conocieron, mas siempre estaba presente para vigilar las interacciones entré él, su prometido y Hendery, clavando estacas con su inmóvil mirada desconfiada. Las cosas eran muy distinta a como las imaginó en aquel entonces, y es que el joven en realidad era muy pacífico. El tiempo le ayudó a confiar, bajar la guardia y sentirse cómodo con la presencia de los humanos a su alrededor, así que la palabra "celos" se cambió a "protección".


Entonces se le ocurrió que tal vez Hendery era el verdadero posesivo, pues su relación con Ten fue, desde el inicio, basada en la cercanía y monopolización de su tiempo y atención. Hendery era del tipo celoso, el tailandés se lo ha dicho. Si llega a escuchar algo sobre una antigua pareja o malinterpreta su relación con amigos y colegas de la academia, el demonio primero lo miraría confuso y preocupado, luego haría un puchero, seguido de una avalancha de preguntas para terminar en confesiones de amor y Chittaphon abrazándolo jurando que él es el único chico del cual se ha enamorado —cosa cierta—.


Esos celos eran algo tiernos, Kun debe admitir, así que eventualmente les fue dando menos importancia.

𝗤𝗶𝗮𝗻 𝗞𝘂𝗻 𝘆 𝘀𝘂𝘀 𝗱𝗲𝗺𝗼𝗻𝗶𝗼𝘀 】⛧ミ { Lukun ; Tendery ; Xiaoyang }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora