O8. Pαnqueques ч leche pαrα cenαr ミ☆

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Después de pasar el lunes en completo estrés, Kun entendió que no habría modo en que pudiera dejar el departamento sin ser atacado por ideas fatalistas de posibles escenarios apocalípticos relacionados a los chicos; así que, tras convencerse de que no, poner cámaras no es una solución viable porque a) sería invadir la privacidad de esos tres y b) no tiene el dinero suficiente para comprar e instalar todo el equipo, la mejor solución sería enseñarles a usar el teléfono.


Les tomó tres días, muchos gritos y peleas, —y casi arrojar su teléfono por la ventana— pero finalmente son capaces de responder las llamadas entrantes, aún necesitan practicar cómo marcar a su celular, pero con esto bastaba para que Kun se sintiera más sereno, cuando estuviera angustiado podría llamarlos y corroborar que todo está en orden.


La convivencia había sido, inesperadamente, no tan mala como se lo anticipaba. Por supuesto, se comportan como niños, tal como la señora Huang los había descrito en su diario, poseen demasiado dinamismo, en especial Yangyang, y comenzaba a sospechar que Hendery sufría de cleptomanía pues cada día lo ve con algo nuevo en manos, Xiaojun los acompaña en sus travesuras cuando él no los mira, así que éste tampoco se escapa de ser catalogado como un bribón. Es agotador, de repente hay tres bocas más a las cuales alimentar, entretener y vigilar, pero a medida que los días transcurren el terror disminuye para ser reemplazado con tolerancia.


— Hagamos una última prueba, saldré al pasillo, llamaré desde allí y ustedes sólo tienen que levantar el teléfono, si quieren poner la bocina y escuchar todos, opriman este botón de aquí. —Les señala el botón gris con el ícono de altavoz, antes de dirigirse a la puerta.— ¿Entienden?


— Entendido. —Responden al unísono los tres, sentados casi encima uno del otro del lado derecho del sofá, que se encuentra próximo a la mesita con el teléfono fijo.


— Bien, entonces esperen un momento. —Es por el bien de todos, se recuerda para ganar más paciencia y hacer otro intento, es por el bien de su sanidad mental.


Sale al pasillo y cierra la puerta, parece que en el mundo de los chicos no existen los teléfonos ni la tecnología de los humanos, lo cual deja entender por qué sienten tanta curiosidad por los artefactos en el departamento. Busca en su teléfono el contacto y empieza a marcar, puede escuchar el sonido del timbre desde aquí afuera, así como las voces de los muchachos que se imagina están demorando en responder por decidir quién tendrá el honor de contestar la llamada.


¡Yo quiero oprimir el botón!


¡Tú lo hiciste la vez pasada! Es mi turno.


Paciencia, Kun, paciencia.


— ¿Kun?


— Sicheng. —Su vecino lo sorprende, no han tenido la oportunidad de hablar, le entregó el trozo de pay que había guardado para él hace unos días, pero no encontró modo en iniciar una conversación acerca de los rumores de su departamento, así que había dejado ese tema atrás.— ¿Ya regresaste de clases?


— Así es, um... ¿Estás bien? ¿Has dejado la llave dentro de tu departamento? ¿Hay alguien allí? —Pregunta el más joven señalando la puerta y su teléfono, alcanzando a escuchar ruido desde allá dentro.

𝗤𝗶𝗮𝗻 𝗞𝘂𝗻 𝘆 𝘀𝘂𝘀 𝗱𝗲𝗺𝗼𝗻𝗶𝗼𝘀 】⛧ミ { Lukun ; Tendery ; Xiaoyang }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora