Capítulo 28.

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20 de Agosto, 2021.
Londres, Inglaterra.
La detención.

-Oh, parece que estás jodida...

Estoy en la sala de interrogatorios, esa en la que más de una vez he estado del otro lado, pero ahora la que está sobre la silla del sospechoso soy yo, en este momento la que se siente pequeña soy yo.

-Quiero un abogado-Es lo primero que digo.

La carcajada del policía (del cual no tengo ni la más remota idea de quién es), hace que mis pelos se pongan de punta.

-Y yo quiero poder acceder a tu laptop y teléfono.

Debo de esconder mi sonrisa.

-Ja, suerte con eso...-Hablo de forma tranquila-, en este momento se borró todo lo que había en ambos aparatos. Triste por ti, lo siento.

El castaño se acerca a mi y me toma del cabello.

-¿Acaso no sabes quién demonios soy?

Finjo pensar mucho para finalmente encogerme de hombros.

-¿El amante de la esposa de Owen?

El hijo de puta sostiene mi cabello con más fuerza para mirarme a los ojos.

-Conmigo no podrás, Ivanov...

Veo su mandíbula tensa y como parece que se romperá un diente de lo fuerte que está apretando su dentadura.

-Estoy haciéndolo-Le sonrío-. Puedo contigo o con cualquiera y lo sabes...

En ese momento la puerta se abre mostrando a Rachel, que al verme suspira de forma tranquila.

-Terry, déjame a mi...

La miro curiosa y mucho más al ver cómo él le hace caso. Literalmente desaparece de la habitación como si la mismísima reina le hubiese ordenado.

-Nik...

-Tienes que sacarme de aquí, Rach, yo solo quiero llegar al...

Veo su mirada llena de culpa y como no puede mirarme a los ojos... No necesito más para saber lo que ocurre.

-Dime que no...

-Yo...

-Tú me traicionaste, ¿no?

Ella se ríe de forma tonta.

-Owen me dió la orden de sustituirte y...

Mi gruñido la frena.

-¿De qué demonios hablas?

-Ayer me llegó la orden y es que lo hablé mucho con Lola y es una gran oportunidad para...

El estómago se me revuelve al oírla, literalmente ella sabía que yo iba a terminar aquí y jamás se le pasó por la cabeza decirme.

-¡Pasaste por encima de mi!-La interrumpo-. Te importó una mierda nuestra jodida amistad y dejaste que me metieran aquí.

-¡Yo no sabía que ocurriría esto!

Mi risa la interrumpe.

-¿Cómo mierda creías que me iban a sacar de mi puesto, genia?

-¡No lo sé, creí que tú ibas a renunciar!

Me la quedo mirando unos largos segundos, en los que intento recordar que ella es mi mejor amiga, que es la tía de mi hijo y pese a todo, pese a que juntas salimos de Sydney, a que vinimos aquí, que le di un techo muchísimo tiempo... No puede ser que ella me este haciendo esto, no cuando siempre la ayude.

Última vuelta [Daniel Ricciardo] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora