Capítulo 9.

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-Que no me vuelvas a dejar...

Creo que se escucha el jadeo del Australiano en todo el apartamento y antes de que pueda decir algo ambos sentimos el grito desde la habitación de mi hijo.

-¡Gol!-Se oye mientras alarga la o.

Escuchamos los pasitos de mi hijo que corre descalzo hasta aquí, pero los ojos del hombre a unos cuantos pasos de la puerta tiene su mirada en mi.

-¡Mami, gol!-Chilla Damon apareciendo.

El silencio se hace presente en todo mi hogar. Quiero decir lo que sea, pero no puedo, no me entra en la cabeza lo que acabo de decir.

-¿Tu no estabas dormido, enano?-Pregunta Daniel al ver que yo estoy sin palabras.

-Si, pero Liverpool está jugando y no soy un mal hincha del club, mamá dijo que hay que siempre acompañar en las malas.

Me muerdo el labio inferior al ver cómo implementa lo que hace unos días le dije.

-¿Por qué no terminas de ver el partido aquí con Dan?-Sale mi voz finalmente.

Damon asiente con la cabeza animado y se sienta en el sofá exento de que Daniel y yo no sabemos exactamente como actuar.

Mi celular suena y agradezco a mi buena estrella que esto pase.

-Ya vengo, ¿Lo cuidas?

-Si, rusa, tú tranquila.

Salgo de la sala casi corriendo y me adentro a mi cuarto. Sin ver quién es, atiendo.

-¿Hola?

-Hola, agente Ivanov, soy Madison Eriksson...

-Oh, lo siento-Digo apenada sentándome en mi cama-. Atendí sin ver exactamente quién era.

-Te entiendo, hay días que mis hijos tienen la intensidad de sus tíos y hago lo mismo que tú...

-Yo tengo uno solo y ya pasó por esa etapa, ahora estoy en la escolar y sinceramente me estoy volviendo loca.

-Yo ya inscribí a mi hija al preescolar-Me comenta-, solo espero no ser una madre llorona en su primer día.

Una carcajada se me escapa.

-¿En qué escuela la inscribiste?

-En una que podrá hacer toda su escolarización hasta antes de la universidad... ¿Necesitas una escuela?

-Ya casi termina el año, pero necesito que los termine en una escuela si o si...

-Te pasaré la información por mail, fíjate, si quieres te acompaño en estos días para que tu hijo pase como primo de Charlie.

Suspiro aliviada porque dentro de todo es una gran solución.

-Gracias Madison, te debo una grande...

-Bueno, eso es genial porque me cobraré el favor...

Me río al escuchar el tono tímido que utiliza.

-Dime.

-Tengo una reunión la semana que viene con un agente inmobiliario y quiero saber si me puedes acompañar, no quiero ser una molestia, pero mi novio no estará y no quiero ir sola...

-Si, mujer, si quieres paso por ti y vamos juntas.

Escucho como suspira.

-Gracias de verdad-Dice claramente aliviada-, te paso por mail lo de la escuela y por mensaje mi dirección, gracias de nuevo.

-Nos mantenemos en contacto, Mad.

Corto la llamada y me recuesto sobre mi cama. Levanto mis piernas dándome cuenta que aún llevo puesto mi pantalón del uniforme y mi camiseta de tirantes blanca.

Última vuelta [Daniel Ricciardo] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora