Capítulo 8.

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Siento como Damon suspira contra mi pecho y no tardo en reconocer que se durmió.

-Se vé que el sueño lo noqueó...-Habla el hombre a mi lado.

-Este último tiempo lo he visto más cansado de lo normal, al principio lo asemeje con que él juega al fútbol y quizás eso lo cansaba... Pero creo que está sufriendo hace meses de esto-Reflexiono en voz alta para posteriormente voltearme un poco y mirar a Dan-. Soy una madre de mierda, no hice nada.

Siento la mano de Dan que aprieta, en señal apoyo, mi muslo.

-No es tu culpa, Nik.

-Le hacen bullying a mi hijo y recién lo estoy entendiendo... Hace un tiempo hablé con el idiota de Patrick, el padre de Tobías y parece que solo empeoró.

-Mañana te acompañaré entonces.

-No, Daniel, no es necesario.

-Lo sé, pero te quiero acompañar-Veo de costado y él imita mi acción por un mini segundo-. Escuché a ese niño llorar Nikova, y jamás creí que se me iba a romper el corazón con tanta fuerza por un ser que sinceramente no conozco.

Me muerdo el labio inferior y veo el rostro de mi hijo de cerca, sus rizos se encuentran crecidos lo que me significa que necesita un corte de cabello, sus largas pestañas, su pequeña nariz respingada, sus pómulos tan bien marcados y sus labios finos.

-Es muy inteligente con las palabras y las letras-Digo en voz alta para que lo conozca un poco-, lee desde que tiene cinco años. Luego es muy bueno jugando al fútbol, por lo general siempre va de defensor porque es bastante alto, sabe trenzar mi cabello, sabe jugar a todos los juegos de mesa del mundo, es fanático de Liverpool y su sueño es conocer a Sebastian Vettel.

-¿A Seb?-Me pregunta claramente sorprendido-. ¿Ve fórmula uno?

-Ve las carreras nada más, no los conoce por sus rostros, imagínate que solo ve los podios si Sebastian gana, cosa que quiso implementar el año pasado, pero bueno...-Me río y pienso unos segundos-, aunque si te soy honesta te está empezando a seguir a ti porque se enteró, a través de Dexter, que eres Australiano.

Escucho la risa del hombre a mi lado.

-Suena maravilloso, Nik.

-Lo es, Dan-Asiento-. Damon es maravilloso y no lo digo porque sea mi hijo, sino porque veo como es, lo educado, lo dulce, lo atento y lo abierto que es para escuchar a otros.

En el rostro de Daniel aparece esa sonrisa que no es digna de una fotografía, sino esa que es honesta y mi favorita en lo personal.

Veo como empezamos a acercarnos a donde vivo, y empiezo a sentir como Damon se remueve un poco sobre mi regazo y como refriega su rostro en mi pecho.

-¿Mami?-Me habla tras unos segundos.

-Estamos yendo a casa, cariño...

Él me mira con sus grandes ojos celestes y pasa sus manos por mi rostro, sin dudarlo dejo un beso sobre sus manitos y sonrío cuando él suspira.

-¿Podemos ir a jugar?

-Primero prepararé un rico almuerzo, ¿si?

Mi hijo asiente y deja de mirarme tras unos segundos para ver al conductor a nuestro lado. Me vuelve a mirar curioso y no es ni siquiera necesario que yo diga una palabra, él ya sabe muy bien que tiene que hacer.

-Hola...-Habla de manera tímida.

El hombre a nuestro lado lo mira por un segundo y le sonríe.

-Hola, pequeño, ¿Dormiste bien?

Última vuelta [Daniel Ricciardo] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora