Capítulo 38.

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Bajo con ayuda de Daniel de la mano de su camioneta. Por suerte Damon se quedó con George, Summer y Brianna, en nuestra casa, debido a que los tres se encontraban en la casa del inglés.

Pese a estar con mi prometido y estar segura que él me cuidará, camino por las calles del sur de Londres, mientras que una mala sensación se genera en mi cuerpo en el momento que el aire fresco golpea mi rostro.

-No me gusta esta parte...

Daniel, sin dejar de caminar, baja su rostro hasta el mío y me muestra una sonrisa tranquilizadora.

-Sacaremos de aquí a Roma e iremos a casa, mi amor.

Asiento con la cabeza y seguimos caminando hasta encontrarnos con la Ferrari de Carlos, esa en la que el español se esmera siendo el chófer de mi hijo llevándolo a la escuela con la excusa de poder coincidir con su maestra. Por supuesto que ni Daniel ni yo nos interponemos, es genial que alguien pase por mi hijo a la escuela.

-¡Gracias a dios están aquí!-Gime Carlos sacando un cigarrillo a medio fumar de su boca.

-¿Desde cuándo tú metes esta mierda en tu cuerpo?-Pregunta Daniel sacándoselo de la mano y tirándolo al suelo para pisarlo.

-¡Oye! Estoy estresado, cabron.

-Y yo tengo sueño, bienvenido al mundo real...-Responde el australiano-, y ahora que lo pienso, ¿qué hacías tú por aquí?

Carlos sonríe.

-Salí en una cita con Andrea y estuve un buen rato en su apartamento...

Dan chilla.

-¡Por fin tuviste sexo!-Celebra-. ¡Aleluya, nuestras plegarias fueron escuchadas!

El español bufa como si fuera un niño pequeño y luego me mira a mi.

-Como te decía, Nik, Roma está en ese bar-Me habla mientras señala el local detrás suyo-. La encontré saliendo de un gimnasio a unas calles de aquí y la seguí hasta este lugar, viene con alguien...

Frunzo el ceño.

-¿Callum?

-¿Quién? No lo reconocí, Nik, no te pienso mentir...

Asiento con la cabeza y miro el bar de mala muerte, el estacionamiento está lleno de camionetas y la sensación de que algo va mal se apodera de mi. Sin embargo es mi hermana la que está ahí dentro, por lo que no dudo en ingresar, camino tan solo unos pasos que un hombre en una de las mesas me habla.

-¡Preciosa! ¿De dónde saliste?

Escucho un gruñido a mi lado.

-Mira para otro lado, imbécil, es mi mujer.

El hombre bastante mayor se ríe.

-Estoy seguro que yo le podría mostrar lo que es bueno de verdad.

Arqueo una ceja, pero no digo ni una sola palabra ya que debo sostener con fuerza a mi prometido.

-No vale la pena, amor-Le susurro al oído.

Tomo su mano y solo debo tirar de él una vez para que me siga. Escucho detrás de mí como él habla con Carlos, pero yo solo quiero encontrar a mi hermana y largarme de aquí.

-Roma-Murmuro viendo como un hombre la mira muy de cerca mientras ella toma algo de una copa.

-Rusa...

Suelto la mano de Daniel y me acerco a la italiana, al llegar a su lado ella chilla demasiado eufórica.

-¡Niki!-Me abraza y luego mira a su acompañante-. ¡James, ella es mi hermana!

Última vuelta [Daniel Ricciardo] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora