Capítulo 32.

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Veo algo en la mirada de mi papá que hace por inercia retroceder, en serio está enojado.

-¡Te estoy hablando, Nikova!-Ladra-. ¡¿Qué carajo hace una Bianchi, una mafiosa, viviendo frente a tu hermano?!

Abro la boca, pero ninguna palabra sale de mi. En este momento tengo que admitir que tengo miedo, jamás lo había visto así. Él se acerca a mí, pero la voz de Daniel lo frena.

-¿Está todo bien aquí?

-Tú no eres parte de la conversación...

Mi novio tensa la mandíbula y, como si se tratara de una carrera, a una velocidad impresionante se pone a mi lado.

-Pero le estás gritando a mi mujer, a la madre de mi hijo, en nuestra casa.

-¡No me interesa cuántos años tenga y que está sea su casa!-Le gruñe y luego me apunta-. Estás poniendo en riesgo a todos por un estúpido juego, ¿no te alcanzó con hacer que Nadina se haga parte de ellos?

No me haré cargo de más de lo que me incumbe, yo no soy la culpable de que mi mamá lo haya engañado.

-No me acuses a mi de lo que pasó con Nadina-Le gruño en respuesta-, yo no tengo la culpa de que sea una hija de puta que le importan muy poco tus sentimientos.

Mi papá jamás me había levantado la mano, hasta este preciso instante en el que por suerte tengo a Daniel a mi lado y no duda en frenarlo antes de que la palma de su mano choque con mi mejilla. Eso hace que se le ponga frente a frente.

-Vuelve a hacer algo así, Dimitri, y me importa muy poco que Nik sea tu hija y yo solo sea la pareja, te haré arrepentirte, ¿me oyes? A mi mujer no le tocarás ni un pelo.

Mi padre ahí es cuando cae en lo que casi hace, pretende acercarse pero rápidamente me alejo.

-Vete, papá, no quiero hablar contigo...

El hombre que hasta hace dos minutos veía perfecto ni siquiera chista, solo se aleja y se va de mi hogar, pasados los segundos y en cuanto escucho como la puerta se cierra, Daniel me abraza con fuerza contra su cuerpo.

-¿Qué hice?-Jadeo mientras siento que las lágrimas se caen por mis mejillas.

¿Y si arruiné a mi familia? ¿Y si todo esto es mi culpa?

Mi novio me toma del rostro antes que mis pensamientos se hagan más destructivos y me hace mirarlo.

-Hablaremos con Roma, ¿si?-Acaricia mi mentón-. Apagaré esa pizza que hay en el horno, que de seguro ya está cocinada, e iré a ducharme contigo...

En piloto automático salgo de la cocina escuchando como él suspira, entro a mi habitación y luego a mi baño donde me permito lloriquear, saco mi ropa como puedo y me meto bajo la lluvia artificial que ya estaba encendida en cuanto entre. Cierro mis ojos unos largos minutos hasta que siento a Daniel detrás mío.

-Rusa...

Apoyo la frente contra los azulejos y sollozo de forma ruidosa, mi novio me abraza por la espalda y se encarga de besar mi cabello, a la vez que me recuerda que todo estará bien.

-Ya, amor...

Me hace girar y me mira de frente.

-¿Y si tiene razón?

Él niega con la cabeza y besa mis labios de forma suave.

-Escúchame con atención, tu hermana era una bomba de tiempo que sabíamos que iba a estallar desde que empezamos nuestra relación... Tú no tienes la culpa de que tu mamá haya engañado a tu padre con su hermano, realmente haces mucho para cuidarlo y que no lo sepa ver me enoja.

Última vuelta [Daniel Ricciardo] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora