El grito de Georg fue escuchado desde el exterior, haciendo que Tom se levantara sin poder evitarlo.
—Han acabado—anunció Gustav riendo.
Se sentó de nuevo avergonzado por su comportamiento. Cogió su refresco y se lo llevó a los labios, pero antes de echar un trago miró la petaca que dejaron olvidada sobre la hamaca en la que estaba recostado su hermano y la cogió con rapidez.
Casi la vació del todo de un solo trago, limpiándose los labios con el dorso de su mano ante las risas de su nuevo amigo.
—Te irás acostumbrando—dijo Gustav entre risas.
—Lo dudo—respondió Tom tosiendo.
Se acomodó en su asiento, tratando de no mirar en dirección a la caseta de la que aún no había salido nadie, sin querer pensar en lo que estuvieran haciendo aún encerrados.
No se dio cuenta de que Gustav se le había acercado demasiado, hasta que le sintió poner una mano en su muslo, lo que le hizo dar un salto.
— ¿Qué haces? —preguntó sin levantarse.
—Pensé que quizás.....pues, a ti también te apetecería...—dijo Gustav en voz baja señalando la caseta con la cabeza.
Miró en su dirección sin dejar de negar con la cabeza.... ¿pero qué se había pensado? ¿Qué lo iba a hacer con él de buenas a primeras?
—Mira Gustav, me caes bien pero no creo que tú y yo debiéramos....
Dejó de hablar, sus labios habían sido apresados por los de Gustav, quien inclinándose sobre él le puso una mano en la nunca para que no se le escapara. Comenzó a besarle con suavidad, nada de forzar la situación. Le acarició el labio inferior con la lengua, obligándole a separarlos más y dejarle entrar...
Sonrió cuando sintió como Tom subía las manos y las ponía en su pecho, tratando de alejarle.
—Que escena tan tierna—escucharon la voz de Bill.
Se separaron al momento, mirándole los dos a la vez sin dejar de jadear por el beso.
—No lo interrumpáis por mí, por favor—dijo Bill dejándose caer en la hamaca de nuevo sin dejar de mirar a Gustav sonriendo—Ya sabes cuánto me gusta mirar.
Gustav asintió sonriéndole. Se giró de nuevo y trató de seguir con el beso, pero Tom se levantó de inmediato y se alejó de su lado.
—Estás enfermo—dijo mirando a Bill.
Dio media vuelta y echó a andar hacia la casa, en donde entró y subió corriendo las escaleras, encerrándose en su habitación procurando no dar ese portazo que tantas ganas tenía.
— ¿He dicho algo malo? —preguntó Bill haciendo un puchero.
—Claro que no, es nuevo—contestó Georg.
—Dale tiempo, ya verás como cae rendido a tus pies—apuntó Gustav.
Bill rio al escucharles, lo que les hizo reír a ellos también. Levantó una mano y atrayendo a Gustav por la nuca le besó en los labios delante de su novio, quien se cruzó de brazos sonriendo como si fuera lo más natural del mundo.
Terminado el beso, se recostó de nuevo en la hamaca y levantó una mano, que enseguida fue atendida por Georg. Le sirvió otro refresco con su ingrediente especial y así pasaron la tarde, bebiendo y riendo.
Cuando llegó la hora de cenar, se despidió de sus amigos con un dulce beso a cada uno en los labios y quedaron en verse al día siguiente. Era su primer día de clase tras las vacaciones por los carnavales, además de la presentación de Tom en sociedad, si se podía llamar así.
—Os pasamos a recoger a las 7:30—se despidió Georg tras su beso.
Bill asintió dejando de sonreír. Odiaba tener que madrugar, pero las vacaciones se acabaron y con ellas las noches de fiesta.
Entró en la casa y fue directo al comedor, donde sus padres ya estaban terminando de cenar sin haberle esperado.
— ¿Y tu hermano? —pregunta Jörg dejando la copa sobre la mesa.
— ¿Quién? —contestó Bill distraído.
—Tom—dijo Jörg con cansancio.
— ¡Ah! Pues se habrá subido a acostar, yo que sé. No soy su maldita niñera—murmuró Bill entre dientes.
—Podías ser un poco más amable con él, lo ha pasado muy mal y mañana es su primer día de clase—riñó Jörg a su hijo.
—Le he presentado a Gustav, y ya conocía a Georg—respondió Bill malhumorado—Y yo también lo estoy pasando muy mal, enterarme a estas alturas de que tengo un hermano, gemelo sin ir más lejos....
—Deja el drama, no te sienta nada bien—murmuró Alice sin mirarle.
—Me voy a dormir, no tengo hambre—anunció Bill levantándose.
Pasó al lado de su padre y le besó en la mejilla para darle las buenas noches, pero a Alice la ignoró a propósito. Siempre se las apañaba para hacerle daño con sus crueles palabras.
Echó a correr escaleras arribas antes de que su padre le llamara y le obligara a despedirse de Alice. Se la imaginaba en esos momentos, pensando en lo raro que le había salido su hijo, deseando que hubiera sido él a quien hubieran secuestrado, así no le daría tantos quebraderos de cabeza.
Pasó por su habitación y abrió la puerta, procurando no cerrar con un portazo, por mucho que lo estuviera deseando. Se desnudó por el camino y se puso un pijama limpio.
Entró en el baño y comenzó a peinarse antes de acostarse. Se estaba mirando al espejo cuando una idea le vino a la mente. Dejó el cepillo sobre el lavabo y abrió su neceser de maquillaje. Cogió su barra de labios escarlata y se la pasó con suavidad, sonriendo ante el resultado.
Se inclinó hacia el espejo y besó el reflejo de sus labios, dejando sobre el frío cristal la marca de su beso. Sonrió al pensar en lo caliente que serían los labios de Tom cuando los besara....de nuevo, aunque esa vez quería que fuera más profundo.
Salió del baño y miró la puerta que dividía su habitación de la de Tom. Sabía que por el otro lado estaba abierta, él solo la candaba por el suyo. Se acercó y sin hacer ruido giró la llave que siempre estaba puesta. Cogió el manillar de la puerta y la abrió con suavidad, asomando la cabeza y viendo como Tom ya estaba metido en la cama.
Se acercó a su lado sin dejar de sonreír todo el camino. Cogió una esquina de la sábana y la retiró despacio, metiéndose bajo ella y acomodándose contra la espalda de Tom, que nada más sentirle se giró de inmediato con los ojos abiertos como platos.
— ¿Qué demonios te crees que estás haciendo? —preguntó Tom procurando no gritar.
Pero Bill, en vez de contestar se decidió a actuar. Se acercó con rapidez y se apoderó de sus labios, comenzando a introducir la lengua y ahogando así cualquier protesta. Se inclinó más sobre él, hasta lograr acomodarse sobre su pecho, haciendo que sus entrepiernas coincidieran y se frotaran a través de la fina tela que los separaba.
Tom trató de expulsarle de su boca, de separar loas labios y coger algo de aliento que le había robado por la impresión del beso, pero Bill no era tan débil como parecía. Se aferraba a sus caderas con ambas piernas, pegando más su entrepierna contra la suya sin dejar de frotar y frotar.
Pensando que de un momento a otro la puerta se podía abrir y aparecer Alice o su padre, Tom hizo acopio de las fuerzas que le quedaban y levantando las manos empujó con suavidad el cuerpo de Bill, logrando separar sus labios y coger una bocanada de aire.
— ¿Qué demonios te ha dado? ¡Somos hermano! —maldijo por lo bajo tratando de hacer que se bajara de su regazo.
—No tengo aún pruebas que me lo demuestren—replicó Bill cómodamente sentado sobre su estómago—Puedo jugar contigo hasta entonces.
—Para ti todo es un juego—dijo Tom luchando contra sus piernas—Despierta de una vez, esto es más grave de lo que parece.
Bill negó con la cabeza. Pronto comenzó una pelea por ver quién queda debajo de quien. Las risas del menor de los hermanos se podían escuchar en toda la casa, y eso era lo que se temía el mayor
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Hermano hielo, hermano fuego
FanfictionTras la muerte de su abuela, Tom Trümper descubrió que tenía un hermano gemelo. Nada más nacer, su madre murió y fue vendido por su abuelo a su verdadero padre. Cumpliendo la promesa que le hizo a su abuela antes de morir, emprendió un viaje en bus...