Capítulo 4: Nuevas sensaciones

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Pasó su primera noche en la gran cama sin poder pegar ojo. Todo era nuevo para él, y también las sensaciones.

Había conectado con su padre a la primera, y eso nada más conocer la verdad se propuso odiarlo, pero no pudo en cuanto le vio. En sus ojos se reflejaba el dolor por no haber conocido a su hijo en otras circunstancias, por saber de la muerte de su madre...

Y con Bill....solo el tiempo diría si se lo ganaba como hermano...aunque lo dudaba...

Decidió levantarse cuando vio que estaba amaneciendo. Se vistió de nuevo con la misma ropa que llevaba el día anterior y decidió investigar la casa ahora que estaban todos durmiendo.

Salió de su habitación procurando no hacer ruido.  Estaba a punto de bajar por las escaleras cuando vio que la puerta de la calle se abría y aparecía Bill por ella. Se le notaba que había bebido, andaba con dificultad y se le escapaba alguna risa tonta que otra.

Le esperó al principio de la escalera, al que tarda en llegar debido a su estado. Vio que se paraba frente de él y le miraba con los ojos entre cerrados.

—Sigues aquí—dijo Bill soltando una risa.

Asintió con la cabeza sin saber que decir. Le vio pasar por su lado y entrar en la otra habitación. No lo pudo evitar y le siguió, apoyándose en el marco de la puerta mientras le observa cómo se despojaba de sus ropas que iba dejando caer al suelo por donde pasaba.

Como si le hubiera presentido, Bill se giró con las manos puestas en el borde de su camiseta. Una sonrisa acudió a sus labios y sin dejar de mirarlo levanta los brazos y se sacó la camiseta por la cabeza.

— ¿Ves? Soy un chico—dijo Bill señalándose el desnudo pecho.

Rompió a reír al verle la expresión de su cara.

—Sabía que aún lo dudabas—dijo Bill entre risas.

Continuó desnudándose sin cortarse un pelo. Se inclinó y bajando las cremalleras de sus botas altas se las quitó lanzándolas al aire sin ningún tipo de cuidado. Cuando sus manos tocaron los pantalones, Tom creyó que ya ha visto bastante y estaba a punto de girarse cuando escuchó que le llamaban.

—Puedes quedarte a  mirar...—susurró Bill acercándosele.

—Eres mi hermano, no debo—dijo Tom con firmeza.

—Eso lo dices tú—susurró Bill de nuevo apoyando una mano en su pecho—Hasta que nadie me demuestre lo contrario, para mí solo eres un chico muy guapo.

Antes de que se lo pudiera impedir, se inclinó y le rozó los labios con un beso. Enseguida Tom reaccionó y levantando las manos le cogió por los hombros y le separó con esfuerzo.

—Te has pasado bebiendo, no sabes lo que haces—dijo Tom con el corazón a mil por hora.

—Sé perfectamente lo que hago, desde que era muy pequeño. Si veo algo que me gusta, no paro hasta que lo poseo—susurró Bill con firmeza.

—Ve a dormir la borrachera—dijo Tom soltándole de golpe.

Le empujó con suavidad alejándole de él, temiendo cual sería su próximo movimiento y si alguien de la casa les veía de esa inapropiada manera. Su hermano medio desnudo ofreciéndosele con descaro.




Se dio la vuelta y cerró tras él la puerta. Echó a correr escaleras abajo y no paró hasta llegar al vestíbulo con el corazón agitado todavía. Nunca se habría esperado eso de su propio hermano....

Hermano hielo, hermano fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora