Le gustaba conducir deprisa, sentir que el viento en la cara, despeinándole y haciendo que los ojos se le llenasen de lágrimas. Adoraba la velocidad, conducir por esos parajes en los que nunca antes había estado y cuyo paisaje le entusiasmaba.
—Georg, frena un poco— pidió Andreas poniendo una mano sobre la suya.
Soltó una carcajada y le obedeció. Levantó el pie del acelerador y bajó la velocidad hasta 90.
—Sé que hace mucho que no los vemos y estás impaciente, pero por favor, quiero llegar vivo—rio Andreas sin soltar su mano.
—Ha pasado casi medio año, no me digas que tú no estás también nervioso—dijo Georg sin apartar la mirada de la carretera.
—Ha pasado mucho tiempo desde que me fui de aquí. Quien lo iba a decir, solo iba a ver a Tom por unos días y me he quedado 5 meses—suspiró Andreas.
—Y qué meses—dijo Georg guiñándole un ojo.
No pudo evitar echarse a reír al recordar ese tiempo pasado a su lado. Andreas era totalmente distinto a Bill. Siempre supo que Bill no le amaba, que solo se acostaba con él para darle en las narices a Alice. Pero Andreas le conquistó desde el primer momento que le vio, tan indefenso en una ciudad extraña...le acogió en su casa, a sus padres le cayó muy bien desde el primer día y dieron su consentimiento sin importarles que no fuera parte de una adinerada familia.
Desde que comenzaran su relación, veía con otros ojos la de Bill y Tom, más cuando supo que no eran hermanos. Bill había cambiado mucho, las circunstancias le obligaron y Tom le amaba con toda su alma, no había más que ver como se comportaban, sin apartar del otro la mirada, sin dejar de sonreír y suspirar...
—Georg, que te pasas—dijo Andreas sacándole de sus pensamientos—Esa es la salida.
Pestañeó maldiciendo por lo bajo y tomó la curva haciendo derrapar los neumáticos de su deportivo nuevo. Se metió por la carretera de su derecha y enfiló el camino que Andreas se sabía de memoria con los ojos cerrados.
Solo tardaron media hora hasta dar con un destartalado cartel de madera que les daba la bienvenida. Siguiendo las instrucciones que le daba Andreas, Georg giró a la derecha por última vez y ante ellos apareció una casita de dos plantas con un pequeño jardín que la bordeaba.
—Un poco alejado, ¿no?—dijo Georg parando el motor del coche.
Andreas no dijo nada y se desabrochó el cinturón. Estaban bajando cuando la puerta de la casa se abrió. Se quedaron observando con la boca abierta sin poder evitarlo. Como buen anfitrión que era, Bill Kaulitz había salido a recibir a sus invitados.
Le estudiaron de arriba abajo, nunca antes le habían visto vestido de esa manera. Llevaba unos vaqueros ceñidos negros y una camiseta estrecha también negra con el estampado de una gran calavera blanca.
Pero no fue eso lo que les dejó con la boca abierta, fue su pelo. Lucía un nuevo peinado, trenzas blancas se intercalaban con su pelo negro. El flequillo lo llevaba liso, peinado con una raya al lado y cayéndole sobre un ojo.
—Precioso, ¿verdad?
Se giraron al oír la voz de Tom. No le habían escuchado llegar, absortos como estaban contemplando al que una vez creyeron su hermano.
—El otro día le dije que estaría muy guapo con unas trenzas como las mías, y no se lo pensó dos veces—explicó Tom guiñándole un ojo a Andreas.
—Las bobadas que se dicen cuando uno está enamorado—murmuró Andreas poniéndose colorado.
Recordaba cuando le pidió lo mismo a Tom hacía ya algunos años, lo enamorado que se sentía entonces de él...y como habían cambiado las cosas. Tenía una nueva pareja que le cuidaba y mimaba, dándole todos los caprichos que nunca antes tuvo.
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Hermano hielo, hermano fuego
FanfictionTras la muerte de su abuela, Tom Trümper descubrió que tenía un hermano gemelo. Nada más nacer, su madre murió y fue vendido por su abuelo a su verdadero padre. Cumpliendo la promesa que le hizo a su abuela antes de morir, emprendió un viaje en bus...