Epílogo

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*Advertencia. Mención y representación gráfica de canibalismo, léanlo bajo su propia responsabilidad. Consulten con un especialista para mayor detalles y como tratarlo*

Sonidos de lamento se escuchaban por cada nivel, algunos más fuertes que otros. Sus pasos se escuchaban junto a los de sus acompañantes, un auror y su pareja. Tranquilamente caminaron hasta la planta media de la prisión, estaba calmado a pesar de lo que iba a hacer ahora.

Al llegar a una celda en concreto miró al interior y sonrió, Albus Dumbledore estaba atado a su cama mientras estaba siendo revisado por una sanadora que de notaba a leguas su molestia.

El viejo se quejó una vez más y un líquido salió de su ano, el cual comenzaba a abrirse lentamente.

-Lord Peverell, el feto ya está en posición. ¿Desea seguir con esto?

Harry miró a la sanadora y asintió. Ella ayudó al viejo durante el parto que se extendió por varias horas hasta que amaneció... o lo que se puede considerar amanecer en esa maldita isla.

Con un último gemido de dolor el corazón del viejo falló y la sangre comenzó a salir de golpe por su ano. Harry por fin entró y ayudó al nacimiento de su próximo hijo o hija.

Una manita se asomó y con cuidado metió su mano en el hombre que tanto dolor le causó, generó la presión suficiente para sacar a su cachorro y cuando la tuvo en brazos comenzó a llorar.

-Es una niña -dijo la sanadora-. Déjeme cortar el cordón y podrá limpiarla.

Así lo hizo, ella invocó una toalla limpia y él pudo limpiar toda esa sangre del cuerpesito de su hija. Con cuidado la cubrió en una manta que le entregó Gellert y salió de la celda.

-Notificaré esto al DMLE, necesito que testifiquen lo que ocurrió y luego podrán retirarse -dijo el auror que los acompañaba-.

El hombre se retiró, dejando a la pareja en un cómodo silencio hasta que las tripas de Harry gruñeron de hambre.

-Deja que ellos se encarguen de cuerpo -susurró Gellert cuando captó la mirada de la sanadora-.

-Es alimento gratis, Gellert. ¿Por favor?

-Espera a lo que diga Amelia, si ellos enterrarán el cuerpo lo debes de aceptar.

Harry gruñó y siguió meciendo a su nueva hija. -La llamaré Hestia, Hestia Black.

-Es un lindo nombre, amor mío.

Minutos después apareció Amelia junto a un grupo de aurores que la acompañaban, ellos bo dijeron nada ante la presencia del hombre alto y el ex señor oscuro.

-Sanadora Moon, ¿nos puede decir algo?

-Si, el hombre conocido como Albus Dumbledore acaba de fallecer a las once y cincuenta de la noche del veinticuatro de diciembre, minutos más tarde nació la hija del hombre procreada con Lors Peverell aquí presente. Él me ayudó en su nacimiento, pueden preguntarle más detalles de la niña a él.

Ella salió de la celda, dejando el cuerpo tirado del que fue un gran hombre en el pasado. Amelia se acercó al dúo que cuidaban de la niña y la miró fijamente. Tenía la piel blanca y una pequeña mata de cabello azabache se asomaba.

-Es tan bella, es una pena quien era su otro padre.

-Él no es nada de ella -gruñó Harry-. ¿Qué harán con el cuerpo?

-Lo más seguro es que termine enterrado en una tumba sin nombre, ¿por qué?

-Harry le entró el hambre, por si es posible que fuera eso su alimento, así no se preocupan de que roben el cuerpo y lo hagan un inferi -respondió Gellert por su pareja-. Dame a Hestia, por mientras.

Harry hizo lo pedido y miró con sus ojos rojos a la jefa del departamento de Aurores. Ella se estremeció ante la mirada antes de apartarse del camino y darla pase libre al monstruo que deseaba comer.

Algunos aurores terminaron vomitando ante tan grotesca escena, los prisioneros cercanos comenzaron a llorar al escuchar los gruñidos de placer de la bestia que devoraba el cadáver recién muerto.

Con sus dos manos, Harry arrancó la cabeza de un tirón, las vertebras que la sujetaban cruguieron ante la presión antes de desprenderse de la columna. Haciendo uso de sus garras, cortó todo el pelo de alrededor y con un fuerte mordisco partió en dos el cráneo del que fue su violador.

La sangre lo salpicó y con gusto la tomó, abrió sus fauces y tragó el cerebro, cerebelo y los ojos, volvió a masticar lo que quedaba de cráneo y terminó esa parte del cuerpo. Con fuerza arrancó los dos brazos y de forma rápida los tragó sin problema, al igual que las piernas.

Arrancó lo que era el miembro y bolas del hombre y estas si las trituró bien en su boca. Los aurores hombres movieron sus manos hacia su entrepierna y se asustaron al ver el placer del hombre lobo.

Usando una garra abrió el cuerpo a la mitad y uno a uno engulló cada órgano, rompió las costillas pars llegar a los pulmones, diafragma y corazón, tomó el hígado y lo pasó por su garganta, el esófago, estómago y los intestinos fueron los siguientes, tomó los riñones y próstata junto al baso y los trago, solo el pancreas y la vesícula biliar quedaban en aquél saco y finalmente las comió.

Al no quedar nada, arrancó cada hueso y piel a su alcance hasta que solo hubo un charco de sangre de lo que fue una persona.

Volteó a mirar al grupo y salió de la celda, la sangre estaba chorreado por su boca y caía a su túnica, dándole un aspecto más intimidante.

-¿Hay más? -algunos aurores terminaron cayendo del miedo y el azabache se rió-.

-Creo que es momento de volver a casa -cortó Gellert mientras comenzaba a caminar-.

-Primero a Gringotts, mi amor -respondió-. Si tienen a alguien que desean darle una muerte muy dolorosa aquí estaré.

Así, ambos hombres salieron de la prisión en silencio y se aparecieron en un callejón cerca del Caldero Chorreante.

-Primero, esconde tus ojos y limpia esa sangre -ordenó el albino heterocromático-. Segundo, cubre esa maldita erección y tercero, preocúpate de tu cachorro.

-Lo hago -dijo mientras hacía todo lo pedido-. Ahora dame a mi hija.

Así fue como Harry Black, Gellert Grindelwald y un bulto caminaron por Diagon Alley hasta llegar al banco, allí fueron atendidos por un duende especialista en rituales y comenzaron la purga de la sangre Dumbledore de la niña.

Al cabo de una hora, se encontraban haciendo un ritual de adopción, Gellert pasaría a ser la figura materna de la niña, mientras que Harry seguiría siendo el padre biológico.

Cuando finalmente salieron del recinto, habían algunas tiendas abiertas, allí aprovecharon de comprarle ropa a la bebé y finalmente volvieron a Grimmauld Place.

-Familia, les presento a Hestia Black Grindelwald, la nueva miembro de nuestra familia.

Los mayores miraron al azabache y suspiraron, sus parejas le sonrieron con amor, los hermanos de Harry lo miraron curiosos y sus pequeños hijos... bueno, ellos aún estaban dormidos.

-Tienes suerte de que esté con reposo, Harry Rigel Black -masculló Marcus con una gran barriga-.

-Los amo, a todos ustedes.

-Perdón hermano, pero no me va el incesto -respondió Helio con burla-.

-Ya verás cuando te atrape -respondió depositando a su hija en los brazos de Gellert-. ¡Prepárate pequeño bribón!

Así fue la mañana después de noche vieja, con risas y alegría. Una semana más tarde y para el cumpleaños de Tom, nacería la última incorporación del año: Julius Black Flint.

Fin

Harry Potter, El Espíritu del LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora