DRACO P.V.O
Después de La Batalla Final, hace dos años, cuando los mortífagos fuimos derrotados, no me quedó otra que huir. Estaba claro que a los seguidores de Voldemort iban a empezar a darnos caza sin piedad. Yo no quería ser atrapado por un montón de policías para ir a la cárcel y pudrirme allí. Estaba dispuesto a esconderme como un cobarde y esperar que el asunto de Voldemort se enfriara un poco.
Al principio me la pasé de motel en motel, como un cualquiera. Sólo una vez me reconocieron, y tuve que salir corriendo como una rata que encuentra un rival mayor. Después de los moteles, de los cuales me cansé bastante pronto, empecé a utilizar mi targeta de crédito de nuevo. Me instalaba en hoteles caros de cinco estrellas donde, donando una gran suma, se respeta la identidad del cliente. También me cansé de eso.
Empezaba a echar de menos a las mujeres, así que empecé a visitar burdeles. He de confesar que allí no hice nada más que mirar, puesto que ninguna me atraía como me atrae ella.
Y por eso estoy aquí, en Hogsmeade. Hace mucho tiempo que no la veo, y no sé nada de ella más lo que dijeron en los periódicos. Que fue poca cosa, también. Salió ella declarando la pena que sentía hacia la muerte de Pansy. Una lástima, pero qué se le va a hacer.
Ya estoy cerca de su casa, esa casa que le regalé hace años. Aún me acuerdo de la ilusión que me hizo. Y de la ilusión que le hizo a ella. Sólo espero que la siga utilizando.
Cuando llego a la calle donde se sitúa su casa, veo que la valla del jardín está abierta. Eso es buena señal. Aminoro el paso y cuando estoy frente a la valla, me quedo clavado en el suelo, incapaz de poder hacer nada más: veo a dos niños correteando por el jardín. Son de dos o tres años, como mucho. Y me parece que son gemelos. Por un momento, me acuerdo de los Weasley.
Miro alrededor y encuentro lo que buscaba: el timbre. Toco. La puerta de la casa se abre de repente y mi corazón empieza a latir más rápido que nunca.
J.J. P.V.O
Hace dos años de La Batalla Final, aunque me sigo acordando como si fuera ayer. Desde ese día, no olvido a los amigos que perdí, de los cuales tengo una foto en mi habitación para recordar qué me gustaba de ellos cada vez que me levanto.
Harry quedó mal herido cuando él le estranguló. Tuvo que llevar collarín una semana entera. En cuanto a Ron, por poco no lo cuenta. Pero al final acabó recuperándose.
Hogwarts quedó totalmente destruido, por lo que tardaron varios meses en reconstruir todo lo destrozado. Ese año se nos perdonaron los exámenes y aprobamos todos con un excelente, puesto que habíamos arriesgado nuestras vidas.
Al final, no fui a la universidad, porque Dumbledore, quien se enteró de que yo dibujo, me ofreció el puesto de una nueva asignatura que él quería impartir: Arte. Sigo dando la asignatura desde entonces. A pesar que empecé con diecisiete años, sigo trabajando en Hogwarts porque ha sido una experiencia única que me encantaría repetir cada año.
Neville también ha acabado como profesor. Es el ayudante de la profesora Sprout. Se les ve genial en clase, porque se combinan a la perfección. Hablando profesionalmente, claro.
El sonido del timbre interrumpe mis pensamientos.
*¿Qué tal? Contadme!!!! Es un capítulo que me ha salido así ... De pam! Necesito comentarios! Decirme si OS ha gustado plsss♥*
*¡Pasaros por "Entre muggles", es otra de mis historias! Please ♥ *
