Volver al trabajo es odioso, y más todavía cuando no has pasado malas navidades. Me lo he pasado muy bien con las chicas, y con Jasper, a quien solo vi el día del cine pero que me ha estado llamando todos los días.
Les he contado a mis padres lo de Jasper, y dicen que no quieren que me precipite. No quieren que me vuelva a pasar lo mismo que me pasó con Draco Malfoy.
Abro la puerta de la sala de los profesores y me encuentro a Luna afinando un violín.
— Hola, J.J. —me saluda con su típica voz de soñadora.
— Hola, Luna —la saludo. De repente entra Neville, sudado.
— ¿Ya te han hecho correr los de Slytherin? —le pregunto con una voz socarrona.
Él asiente con la cabeza.
— ¡Me han perseguido con un montón de cactus! —replica.
— Ve a darte una ducha, unicornio mío —le pide Luna a Neville con un beso en los labios.
— Vale, lucecita —le dice él con otro beso.
¿Hay algo más ñoña? Vale que sean monos, pero ¿hasta cuando Neville está sudando?
Me aparto de la escenita y salgo hacia la clase de Arte. Allí me esperan un grupo impaciente de primer curso de Slytherin. Genial. Mi casa favorita.
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Cuando acabo las clases, me despido de Neville y de Luna y me marcho a casa. Pero justo cuando voy a salir de Hogwarts, alguien me para cogiéndome del brazo. Me giro, furiosa. ¡Me quiero ir a casa, estoy agotadísima! ¿Quién eres, ser molesto?
Me giro y me encuentro a Ron.
— ¿Qué hay? —me saluda.
Nuestra relación amistosa últimamente está más fría de lo normal. Así que me extraña que me haya parado.
— Pues aquí estamos. ¿Qué hay de ti?
Veo que está vestido con un chándal y está sudando, así que supongo que viene de clase.
— Bien —dice encogiéndose de hombros—. Hermione me ha preguntado por ti.
Le cuento mis pocas novedades y él asiente.
— Bien, ya nos veremos —dice antes de entrar de nuevo en Hogwarts.
— Adiós, Weasley.
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Por fin llego a casa. Dejo las llaves sobre un cuenco que hay al lado de la entrada y preparo algo para cenar. Un sándwich vegetal buenísimo.
Enciendo la televisión y me encuentro con el programa de Doraemon. Apago la televisión rápidamente antes de que vuelva a llorar y me subo a la habitación. Me echo sobre la cama y me quedo dormida en menos de lo que se dice "Draco". Draco...
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Me despierta la alarma a las seis de la mañana. Me levanto y hago el mismo ritual de siempre. Cuando llego a Hogwarts, hago una parada en la sala de los profesores y le pregunto a Luna qué tal está. Es que hoy me toca con los de Ravenclaw y son unos chicos un poco molestos: ¡me preguntan todo el rato! Son como treinta Hermione Granger juntos. Si con una Hermione ya tengo suficiente... ¡esa clase es un infierno! Pero bueno, tomo aire y me enfrento de nuevo a los chicos.