DRACO P.V.O
Para cuando acabo de dejar a las chicas en sus casas, ya ha oscurecido. Aparco el coche en el garage y llamo a la puerta. Debo de pedirle unas copias de las llaves a mi futura mujer.
Por fin la puerta se abre y... me encuentro a un chico de pelo oscuro y ojos negros.
— ¿Quién eres? —le pregunto. Creo que mi mirada jamás ha repartido tanto veneno.
— Tú debes ser Draco —dice sonriendo de medio lado, malvadamente. Me tiende una mano.
Entro por la puerta sin estecharle la mano y al pasar por su lado, lo empujo con mi hombro. En la cocina me encuentro a J.J., que al verme, sonríe ampliamente.
Me acerco a ella y le doy un beso.
— ¿Quién es ése de la puerta? —le pregunto, con una ceja alzada.
— Es Jasper Alexis Pure Blood —dice entre risas.
A mí no me hace gracia.
— ¿Qué hace aquí?
— Es sólo un amigo, Draco —dice ella dejando una cuchara en la encimera y mirándome seriamente.
De repente, aparece el chico de la entrada.
— Pure Blood —gruño.
— Malfoy...
— ¿Le has hablado de mí? —le pregunto a J.J., seriamente.
Ella se queda mirándome, incrédula.
— Eres mi prometido: eso no lo puedo ocultar.
— ¡Pero sabes que si vas desvelando por ahí dónde está Draco Malfoy corro peligro! —no puedo creer que esté discutiendo delante del gilipollas éste.
J.J. coge aire.
— Yo... me voy —dice Pure Blood.
Le da un beso en la mejilla A MI PROMETIDA y se marcha después de dedicarme una mirada de pocos amigos.
— ¿A qué ha venido eso? —le pregunto a J.J. después de que el carapasillo cierre la puerta.
Ella suspira y pone los ojos en blanco.
— A estas alturas, ¿te vas a poner celoso? —me pregunta sonriendo de medio lado. Dios, no puedo resistirme a eso.
— Ya hablaremos más tarde de eso —le digo mientras me lanzo a besarla.
Le pilla por sorpresa, pero no tarda en poner sus manos en mi pelo. La cogo en brazos y la subo a la encimera. Me besa el cuello, la frente, todo. Paso las manos por su espalda y le quito la camisa, dejando su sostén al aire. Le miro el pecho y sonrío traviesamente. Ella me quita la camisa y pasa sus manos por mis pectorales, lanzando un gemido.
Me acerco más a ella y la aprieto contra mí. Ella me muerde el labio y yo le quito el sostén. Dios, J.J.
— ¿Subimos a mi habitación? —me pregunta ella mientras me debora con la mirada.
Asiento y la cogo por el culo.
———————
Ya en nuestra habitación, la lanzo a la cama y dejo que me observe por un instante, después, pongo mis manos a cada lado de su cabeza, la beso apasionadamente. Dejo caer mi cuerpo encima del suyo y ella me empieza a acariciar la espalda. Gemimos juntos.