SEÑORA MALFOY (III)

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J.J. P.V.O

Estoy empezando a echar en falta a Draco. Voy a buscarlo. Me tropiezo con los gemelos y les pregunto por él.

— ¿Estaba en el jardín? —le pregunta Fred a George.

— Creo que sí —responde George.

— ¡Está en el jardín! —responden los dos a la vez.

— Gracias, chicos —les digo con una sonrisa.

Salgo al jardín y me encuentro a Ron llorando y sacando algo de la piscina. O mejor dicho, alguien: Draco. Corro y me pongo al lado del pelirrojo y empiezo a tirar del brazo de Draco, quien tiene los ojos cerrados.

Cuando lo sacamos del todo, noto que está muy frío.

— ¡VE A POR AYUDA, IMBÉCIL! —le grito a Ron con toda mi furia acumulada.

Cuando se marcha, me quito la chaqueta de piel y la pongo sobre Draco, apoyo mi cabeza sobre su pecho y me pongo a llorar. Casi no noto su respiración, y el latir de su corazón se apaga por momentos.

— No puedes irte ahora, Draco. No me dejes... Te perdono. Te quiero. Te amo. Siempre. Draco, siempre... —sollozo.

DANIELA P.V.O

¿Por qué habrá entrado Ron a la cocina llorando?

— Señora Bekcett —me extraña que se dirija a mí.

— ¿Sí? ¿Por qué lloras? —pregunto mientras seco un plato.

— Eso no importa. Llama a una ambulancia ya mismo.

Dejo caer el plato, que se rompe y llama la atención de todos los invitados. Alguien para la música.

— ¿Ha pasado algo? —pregunto, estoy muy preocupada.

— ¡POR FAVOR, QUE ALGUIEN LLAME A UNA AMBULANCIA! —insiste Ron.

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J.J. P.V O

Ya están aquí, ya están aquí... Frotó el cuerpo de Draco rápidamente, intentando que eso sirva de algo. Pero lo dudo. De pronto, alguien me coge por los hombros y me dejo llevar. A partir de aquí, todo lo veo borroso.

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Me despierto en una cama de hospital, lo sé por cómo huele y por el color: blanco. Al principio no me acuerdo de nada, y por eso permanezco feliz, pero eso es un breve instante, porque enseguida me acuerdo de todo y chillo como una loca.

— ¡Draco! ¡Quiero ver a Draco!

Intento levantarme de la cama, pero Ginny me frena poniéndome las manos en los hombros y haciendo que me tumbe de nuevo.

— Está bien, tranquila.

Miro para todos lados. Están Ginny, sus padres, los míos, Harry, Luna, Neville, Hermione, y él... Me levanto de la cama con tanta rapidez que nadie puede pararme. Me dirijo directamente a él: a Ron. Le lanzo un puñetazo con tanta furia que lo tiro al suelo, le miro con asco y después empiezo a llorar. Salgo de la habitación sin hacer caso a lo que me dicen y deambulo por los pasillos del hospital, con la mano dolorida.

Menos mal que nadie me ha seguido, porque no me hubiese venido bien.

Y entonces lo veo, en una habitación, acompañado solo por su madre, se encuentra Draco, conectado a un montón de máquinas.

Sin pensármelo dos veces, me acerco a la señora Malfoy y le cojo la mano. Ella me sonríe y después me abraza.

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— Conque tengo un nieto, ¿eh? —pregunta de pronto. Yo asiento mientras miro a Draco—. Tranquila —me dice ella—, se va a poner bien. Ha cogido una buena hipotermia. Pero es fuerte.

Sonrío, pero no puedo evitar echarme a llorar.

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La señora Malfoy me ha dejado sola y ha cerrado la puerta tras ella. Me acerco a la cama de Draco y le cojo la mano. Lo miro por unos breves instantes hasta que creo que lo mejor es volver a mi habitación, cuando su mano atrapa la mía con fuerza.

— ¿J.J.? —pregunta aún sin abrir los ojos.

— La misma —digo, y eso le hace sonreír.

— ¿Sabes... que ya te podemos... —le cuesta un poco hablar— llamar... la señora Malfoy? —pregunta él, abriendo los ojos.

Sus ojos, de plata líquida, encuentran enseguida los míos.

— Bueno, señorita —replico entre risas.

El ríe, pero después calla un por breve instante.

— Te escuché en la piscina, ¿sabes? —dice, sonriendo.

— No mentí, Draco. Te perdono. Y te amo. Siempre.

MALFOY AND ME 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora