— Olly, vamos, coge algo rápido —le digo al pequeño.
— ¡Cogeré un libro!
Sube rápidamente a la habitación y a los segundos baja con un libro gordo.
— Tu tía Hermione estará orgullosa de ti cuando te vea —le digo mientras abro la puerta.
Salimos y nos metemos en el coche, que está descansando fuera, porque hace un momento lo he sacado para tenerlo preparado.
Me pongo al volante y Olly se sienta detrás, se pone el cinturón como yo y empieza a leer. Arranco el coche y conduzo con un poco de prisa: Hermione está de parto.
A los diez minutos de estar conduciendo, Olly aparta la vista del libro y me mira a través del retrovisor.
— ¿Mamá?
— ¿Sí? —digo mientras miro la carretera, pues conducir rápido es peligroso.
— ¿Tía Hermione va a tener un bebé de tío Ron?
Aprieto el volante con fuerza. Con la mandíbula, hago igual.
— Sí —gruño.
— ¡Qué bien! —exclama Olly, indiferente a todo—. ¿Saldrá pelirrojo o castaño? —pregunta para sí.
Rubio o castaño, pienso.
———————
Aparcar en el garage del hospital es insufrible. Mira, como hacer la maleta. Cuando por fin encuentro hueco, aparcamos y bajamos del coche. Se me para el corazón cuando veo a alguien de cabello rubio plateado entrar por la puerta que da al hospital.
Olly parece que no lo ha visto, porque está absorto en su libro. Suspiro. Seguro que no ha sido más que una tontería. Hay más rubios en el mundo.
— Pero ninguno como él —replica Hagrid—. ¿Verdad?
— Sí, tienes razón, pero...
— No le diste tiempo a explicarse —dice él con tono cansino—. ¿Y si estaban borrachos?
— Podría ser... El día de la discoteca Hermione no quería beber. Tal vez porque sabía que si bebía, le podría pasar algo así parecido de nuevo...
— Ahí lo tienes.
— Pero ¿por qué motivo crees que bebió?
Hagrid se encoge de hombros.
— Tal vez por el estrés de los estudios —digo más para mí que para nadie.
— Tendrás que averiguarlo.
— ¡Mamá! —exclama Olly sacándome de mi ensimismamiento.
Ya nos encontramos delante de la habitación donde se encuentra Hermione, donde desde aquí fuera se escucha sus gritos.
Cuando abro la puerta me encuentro a Hermione roja como un tomate, gritando y apretando la mano de Ron, quien tiene cara de "me va a romper todos los huesos". Ginny está cogida de la mano de Harry, y los gemelos están en un sofá hablando de lo suyo.
Ron me mira nada más entrar, y me doy cuenta que está meditando lo que le dije.
Me acerco a Ginny y nos damos ánimos mutuamente. Hace dos meses que se casó con Harry. Yo fui la dama de honor, junto a Ginny y Luna, quien ahora entra por la puerta junto a Neville.
Empezamos a darle ánimos a Hermione, y al rato entra una enferma, que se queda con la boca abierta al ver tanta gente.
— ¡Sólo familiares! —dice.
Harry, Luna, Neville y yo salimos. Como todavía siguen siendo muchos, la enfermera dice:
— Sólo el padre —gruñe.
Salen los gemelos y Ginny, pero después entran los padres de Hermione y los de Ron, que acaban de llegar juntos.
— ¡He dicho sólo el padre! —grita la enfermera fuera de sí.
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Llevamos dos o tres horas, ya he perdido la noción del tiempo, cuando a Olly le entra hambre.
— Iré a la máquina expendedora a por algo —le digo.
Me levanto de la silla y me pongo en marcha. La máquina está abajo del todo, así que llamo al ascensor porque no me apetece ir por las escaleras. Entro mientras mira el suelo y me pongo de espaldas, toco al 0 y espero a que se cierren las puertas. Entonces me doy cuenta de que hay alguien detrás de mí, que estira el brazo y le da al botón de STOP. Mierda, ¿qué demonios hace parando el ascensor? Me giro furiosa para exigir una explicación pero antes de girarme del todo me besa mientras me deja atrapada entre la puerta del ascensor y él.