CRAC

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Me siento en un sillón, delante de él.

- ¿Qué es lo que ocurre? -pregunto, estoy preocupada, pero a la vez enfadada por cómo ha tratado a Olly.

- Prométeme antes que no te vas a enfadar -me pide él mirando a la chimenea.

Siento las mejillas húmedas.

- ¿Qué es lo que ocurre? -repito.

- ¡Prométemelo! -insiste.

Entonces me mira y lo que me encuentro es puro arrepentimiento, miedo, tristeza...

Niego con la cabeza mientras las lágrimas caen con ferozidad.

Él se levanta del sillón y pone los brazos en jarras.

- Levántate, por favor -me pide.

Hago lo que me dice y me pongo de pie, delante de él. Nos quedamos a veinte centímetros de distancia, mirándonos. Ya no sé ni qué pensar. No sé cómo no caí en la cuenta de que cuando él viene, es para luego darme una mala noticia. Siempre para romperme el corazón.

- ¿Me lo vas a decir ya? -pregunto, molesta, mientras aprieto los puños.

- Me he acostado con Hermione.

CRAC. Puñetazo. Ahora creo que sí le he roto la nariz, se ha oído.

- Y el niño es tuyo, ¿no? -pregunto, atando cabos.

No me lo puedo creer.

- ¡FUERA DE MI CASA! -le grito. Estoy furiosa. Muy furiosa.

Draco asiente con la cabeza y mira para las escaleras. Se seca las lágrimas y se tapa la nariz con la mano, que sangra y camina hacia las escaleras. Allí está Olly, quien ha venido a ver qué pasa aquí, porque seguro que ha escuchado los gritos.

- Adiós, pequeño Malfoy -le dice Draco a Olly, removiéndole el pelo.

Después, me mira, agacha la cabeza y sale de casa. Lo observo a través del cristal de la ventana hasta que dobla la esquina y desaparece.

Caigo de rodillas al suelo, sollozando. Olly se acerca y me abraza. Yo lo abrazo a él, como mi único pilar en estos momentos.

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Al rato, Olly y yo nos separamos. Él sabe que no tiene que preguntar, por eso, se me queda observando mientras camino hacia la cocina.

- ¿Qué te apetece comer, cielo? -le pregunto.

- Lo que quieras, mamá -responde.

- Bien, te haré algo rápido, ¿vale? Sé que tienes hambre -le digo, sonriendo.

Le preparo una tortilla de ajos tiernos y nos la comemos en silencio.
- ¿Tienes deberes? -le pregunto.

- Sí.

- Pues hazlos, hijo.

De repente suena el timbre. Observo a Olly subir arriba y abro la puerta. Oh, son los chicos de los muebles. Les indico dónde van.

- Pero antes tengo que pintar -les digo.

Se paran de golpe.

- ¿Entonces qué hacemos?

- Venir mañana.

Ellos asienten y se van.

Miro para todos lados. No sé qué hacer sin Draco. Pero... ¡menudo imbécil! Acostándose con una de mis mejores amigas... Por eso estaba tan rara ella el día de la discoteca.

MALFOY AND ME 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora