BODA SORPRESA

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Cuando el carruaje se para, abro la puerta y espero al chófer. No quiero decir que estar con el poco tiempo que he estado con Aleissandrina me ha cambiado, porque no. Si espero al chófer es porque temo que al bajar, se me rompa un tacón y me tuerza un tobillo. No, gracias.

— Tengo un poco de frío —le digo a Aleissandrina.

Ésta pone los ojos en blanco y me coloca sobre los hombros su cahqueta de piel blanca.

— ¿Mejor? —pregunta, a regañadientes. Me doy cuenta que por mi culpa se ha quedado con los brazos al aire.

— ¿Y tú qué? —pregunto, preocupada.

— Esta noche la importante eres tú —dice.

Caigo en la cuenta de que hemos aparcado justo delante de casa. No se ve nada porque es de noche y por mi casa no hay cerca ninguna farola. Suspiro y empiezo a caminar.

Sospecho de que algo va mal justo cuando piso lo que debería ser el césped.

Un puñado de luces de colores se encienden de repente y me ciegan por unos breves instantes. Cuando me he recuperado, abro los ojos y me quedo embobada con lo que veo. Primero que nada, mi jardín. No hay césped. En vez de ello, han puesto parqué oscuro. Después ya me empiezo a dar cuenta de que lo que hay encima del parqué es más grave.

Formando dos grupos, uno a la derecha y otro a la izquierda, hay un montón de sillas con personas sentadas en ellas a las que conozco.

Está Hagrid, quien ocupa dos sillas que parecen a punto de reventar (por cierto, a las sillas se las ve cómodas, y son blancas con toques verdes). También están Ginny y Harry, quienes me miran expectantes. Hernione, sujetando a su hijo, que por cierto se llama Aaron, me lo dijo el otro día. Ron, quien me mira con la boca abierta. Los gemelos, más guapos que nunca. Luna, que tiene algo raro en la cabeza. Neville, que habla con Sprout, quien está sentada a su lado. Olly, que me mira y me sonríe. McGonagall, que me mira a través de sus gafas... Sí, también hay gente a quien no conozco, pero es que quien está en el altar esperándome es Jasper.

Mientras suena la música de una banda que hay al fondo, con el típico "TACHÁN CHACHÁN, TAA CHÁN CHACHÁN. TA CHÁAAAAN CHAN CHANANA..." al que mucha gente sigue el ritmo, camino en dirección a Jasper.

El altar está rodeado de un arco con flores. Adivina quién es el cura...: ¡Dumbledore!

Conforme me acerco al altar, me quedo mirando a Jasper, quien no puede sonreír más ampliamente.

Cuando llego al altar y me coloco enfrente de Jasper, la música cesa. Entonces me deja escuchar algunos murmullos que habían estado desde el principio pero no los había escuchado. Dumbledore los hace callar y empieza el discurso de la boda.

— Damas y caballeros —empieza Dumbledore—, estamos aquí reunidos, para unir en sagrado matrimonio...

Y así sigue. Yo no puedo pensar en nada de lo que está diciendo porque para mí, esto sobresale mis limites de tolerancia.

Mientras Dumbledore habla, le echo miradas asesinas a Jasper. ¿Me doy a la fuga como la chica de la película? No, mi instinto me dice que espere.

Dumbledore llega a la parte esa en que se dice:

— Si alguien tiene algo que decir, que hable ahora o calle para siempre.

Me quedo mirando al público. Hay gente que se tapa con los sombreros y no les veo la cara, pero apuesto a que se están durmiendo. Dios, ¿qué hago aquí arriba? ¿Por qué nadie dice nada?

— Bien, ninguna objeción. Me gusta, me gusta —dice Dumbledore con una sonrisa.

Ahora que lo pienso... ¿Me está casando mi jefe? Sí, supongo que sí.

Dumbledore sigue con el discurso hasta que llega a otra parte también muy famosa en las películas.

— Por favor, los anillos.

Veo cómo de entre el público se mueve una figura. Al salir al pasillo que forman ambos grupos de las sillas, reconozco a mi hijo. Camina con un paso torpe, pero sonríe.

Al otro lado del jardín, hay alguien haciendo fotos. Debe ser un fotógrafo contratado por Jasper. Espera, ahora que me doy cuenta, no hay un sólo fotógrafo: sino que hay cuatro. Tendrán órdenes de coger fotos de todos los ángulos posibles.

Cuando Olly llega al altar, vestido de un traje azul marino (que se ha debido de poner antes cuando se ha ido dejándome en el carruaje. Ahora sé que estaba compinchado), se saca del bolsillo el joyero dorado que me regaló mamá ayer.

No puedo evitar lanzarle una mirada a mi madre, quien tiene la vista clavada en mí mientras sonríe. ¿Conque para esto eran los anillos, eh?

Olly se queda de pie entre nosotros mientras Dumbledore habla:

— Por favor, poneos cerca el uno del otro —nos pide. Yo me quedo donde estoy, pero Jasper se acerca. ¿Qué me está pasando, por qué no me voy? Si yo no quiero esta boda —. Bien, Jasper Alexis Pure Blood, ¿aceptas a Jessica Jane Beckett como tu legítima esposa hasta que la muerte os separe?

— Sí, quiero —y coge uno de los anillos del joyero que le ofrece Olly.

Jasper me coge la mano derecha, y con yo no pongo de mi parte, me pone con dificultad el anillo.

— Jessica Jane Becket —dice ahora Dumbledore mirándome a mí —, ¿aceptas a Jasper Alexis Pure Blood como legítimo esposo hasta que la muerte os separe?

Callo, y noto la tensión en todo el jardín por cada segundo que pasa.

— No. Claro que no —contesto finalmente—. Jamás me casaría contigo, Jasper, estando enamorada de Draco Malfoy.

De repente, del silencio que hay, se escucha de entre el publico unas palmadas. Cuando me giro, veo a un chico de pelo rubio y ojos grises que luce un traje blanco con corbata negra. Draco Malfoy.

MALFOY AND ME 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora