Me encuentro a Draco en el suelo, sujetándose la nariz. Le sangra mucho.
— Vaya, princesa, sabes defenderte —dice.
Me agacho junto a él y le aparto la mano para ver cómo tiene la nariz. No tiene tan mal aspecto, solo que la sangre impresiona. Me siento apoyándome en la cama y coloco la cabeza de Draco en mis muslos. Le acaricio el pelo mientras lloro.
— Me encantaría estar así toda la vida —dice Draco—, pero por desgracia me tengo que mirar la nariz. Un chica muy guapa me ha golpeado y por poco me la rompe.
Sonrío y dejo que se levante. Sin decirle dónde está, entra en el baño, que está al lado de mi vestidor. Entro junto a él y me lavo las manos. Nos sonreímos a través del espejo. Agacho la cabeza porque no puedo aguantar su mirada.
— Te echado de menos —me dice.
Ya. Siempre lo mismo. Por primera vez, me enfado al escuchar algo bonito que viene de Draco.
— No sigas por ahí. ¿Sabes? Siempre dices lo mismo. Me buscas, me encuentras, me dejas la miel en los labios y luego te marchas, cambiando la miel por un sabor amargo —lo miro. No sé si con odio o con qué, pero le estoy haciendo llorar. Mi llorón...—. No puedes decirme que me echas de menos o que me quieres cada vez que me ves, ¡porque luego te vas sin que te importe una mierda con qué estado me dejas! —debo haber subido el tono de voz, porque retrocede un poco.
— ¿Sabes? —pregunta él cogiéndome las manos—. Nunca me he ido del todo. Siempre he estado cerca de ti. No desde la batalla, pero sí desde que volví hace unos meses. Jamás podría olvidarte porque tú formas parte de mí, eres mi corazón entero. Tú me has hecho ser buena persona, ¿cómo podría olvidarte? Yo jamás me iría, no hasta que me digas claramente con un "No me quiero casar contigo" que no quieres casarte conmigo. Porque con las evasivas que me has dado las dos veces que te lo he pedido, sé que realmente sí quieres. Y cuando por fin te atrevas a decírmelo, entonces encontraré la fuerza para dejar de esconderme —para un breve momento—. Pero jamás pienses que te he abandonado, porque no lo haría nunca. Estar lejos de ti es desgarrarme el alma por cada metro. Y digo la verdad porque ya lo he comprobado.
» Ahora te lo digo por última vez, porque confío en el dicho de "a la tercera va la vencida". ¿Quieres casarte conmigo? ¿Quieres formar parte de la familia Malfoy?
No me hace falta pensármelo dos veces.
— Sí, quiero —y nos besamos.