CAPÍTULO 6

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Layla se despertó con el sonido del viento chocando contra las persianas, con tanta fuerza que traspasaba  las ventanas y parecía que se iba a romper en mil pedazos.

Se frotó los ojos y miró el despertador de pila que había en su mesilla de noche, las seis y media de la madrugada.Subió la persiana y estaba amaneciendo, cogió su agenda pasada de fecha del 2020 y miro las tareas que tenía que hacer hoy.

—¡Mierda! como he podido olvidarlo— maldecía entre dientes al ver que hoy era el cumpleaños de Maggie.

En el grupo tenían un pacto, trabajar todos los días para poder volver a casa sanos y salvos, excepto el día de los cumpleaños.Dejarían ese día para festejar y dejar los problemas a un lado en la medida de lo posible.

Salió de su habitación en dirección al cuarto de Fred y Alec. Fred seguía durmiendo mientras la cama de Alec, se encontraba vacía. Cerró la puerta y fue a la habitación de Cárter, lo mismo. —Tendrían que haber vuelto esta noche— pensó.

Subió a la azotea por si estaban haciendo guardia aunque no les tocaba a ellos. No les vio por ninguna parte,solamente estaba Sally. Fumando con una mano y con la otra los prismáticos.

—No tienes pinta de fumar— le sorprendió y tosio.

—¿Te toca hacer guardia?, esperaba a Maggie pero todavía no ha subido— dijo extrañada al verla ahí.

—Es su cumpleaños—levantó la cejas confusa, pero ignoro su cara—Olvidalo, ¿Dónde está Mía?.

—Se fue a dormir hará media hora — le dio una calada profunda al cigarrillo.

—¿Y se ha fiado de ti?— preguntó Layla con una voz burlona.

—Eso parece— le contestó cortante.

—Tenemos las cajetillas contadas, así que no fumes como un camionero— le señaló el tabaco.

—Lo sé, me lo ha explicado Mía antes de ofrecerme un cigarro— aclaró Sally.

La puerta de la azotea se abre y ven a Maggie acercándose a ellas.

—¡Felicidades!— soltó Sally y la abrazo con toda la confianza del mundo.

—Gr-Gracias— tartamudeó Maggie.

—¿Qué haces aquí?— preguntó Layla con el ceño fruncido.

—Me toca hacer guardia—se explicó Maggie.

—Es tu cumpleaños, acuérdate del pacto, así que vuelve a la cama— Layla la empujó en contra de su voluntad hacia la puerta.

— Vale, Vale — Maggie le quitó las manos de encima y se marchó.

—Me voy a la ciudad a cogerle una tarta y un regalo para Maggie—Layla le da la espalda a Sally pero se volvió a girar—Sally, vete a dormir—le ordenó.

—No tengo sueño,¿puedo ir contigo?— le pide Sally.

—Como quieras, nos vemos en el portal del edificio en veinte minutos— Layla se despide con la mano y vuelve al piso.

Va directamente al salón y ve una caja de cartón, rescata entre tantos chismes un radiocasete para reproductor de CD con varios discos de CD. Escoge varios discos y los deja encima de la mesa.

Layla despierta a Drew de la cama a regañadientes.

—Dejame pesada, no tengo guardia— Drew vuelve a cerrar los ojos.

—Es el cumpleaños de Maggie— le destapa el edredón y lo tira al suelo.

—Me cago en la p...—Layla le corta.

— ¿Me acompañas a la ciudad?— Layla le regala una sonrisa.

— ¿Vas sola?—le pregunta mientras sale de la cama.

—Con Sally— Drew al escuchar ese nombre coge su edredón del suelo y se vuelve a meter en la cama.

—Ya tienes compañía— Drew cierra los ojos y la invita a irse de su cuarto.

—Por lo menos ayuda a decorar el piso— alza la voz.

—¡Que si, cierra la puerta cuando te vayas!— gruñe Drew.

Layla cierra de un portazo disgustada por la contestación de Drew. Más tarde habla con Fred y le pide que haga un monólogo para esta noche, él es actor cómico y no viene mal un par de risas. Aunque no está acostumbrado actuar delante del público ya que él le pasaba sus conocimientos a E098 y O2721.

Mía llevará a Maggie a la playa a hacer un picnic hasta que esté todo preparado.

Layla y Sally, repostan un Toyota Yaris de color blanco, se arman hasta los dientes y ponen rumbo hacia el Centro Comercial.

Le cogieron unas botas militar de color negro y un colgante con una piedra de cuarzo blanco en forma de punta.

Buscaron por varios supermercados una tarta y unas velas.Se alejaron un poco hacia la montaña y en una pequeña gasolinera lo encontraron. Un brownie y las velas de color amarillo.

Layla conducía y se paró en seco al observar una manada de Sfongs muertos y quemados por toda la calzada.

—¡Que asco!—Sally soltó una arcada.

—Ya te acostumbraras— Layla, cogió su fusil y salió del coche. Sally quería salir con ella pero se lo impidió.

—No te muevas del coche— Sally asintió.

Layla esquivaba a los Sfongs, se agacho a uno para tocar la sangre y comprobar si era fresca. Estaba húmedo, se limpió los dedos en los vaqueros, siguió andando hasta encontrar la furgoneta blanca estampada contra un panel de publicidad.

—¡Sally, ven, corre!—Layla grita fuera de sí.

LA NUEVA ERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora